Se acercan tiempos de consumismo exacerbado en los que los comerciantes esperan hacer el grueso de las ventas del año y conseguir los ingresos que les permitan cuadrar sus cuentas. Algo parecido le sucede al Barça, que se ve en la necesidad de obtener unos ingresos de aquí al próximo verano si no quiere verse en problemas económicos.
Como ya explicamos en estas páginas, el club necesita unos ingresos que ronden los 150 millones de euros, de los cuales 50 deberían proceder de la venta de jugadores, para poder seguir lidiando con el enorme gasto en masa salarial que arrastra desde hace algunos años. Este curso salvó la papeleta con la venta de Neymar, pero tendrá que buscarse la vida para obtener unos ingresos similares en el próximo.
Con ese objetivo, el club está trabajando a destajo para, con mayor o menor sutileza, lanzar un mensaje al mercado: el Barça vende jugadores. En ese contexto se pueden entender las últimas filtraciones interesadas en las que se hablaba de una posible salida de Denis Suárez en Navidades rumbo al Nápoles. Unas informaciones con las que nada tenía que ver el jugador y su entorno, notablemente molestos con que su nombre siempre se ponga sobre la mesa cuando se habla de ventas.
En total, de una plantilla de 24 jugadores, el Barcelona considera prescindibles a unos 10. Esto no quiere decir que haya una disposición a deshacerse de todos ellos, pero sí a ponerlos en el mercado y esperar a que lleguen ofertas hasta que se cubran los ingresos que se necesitan.
Entre los jugadores que podrían salir están: Javier Mascherano, Jasper Cillessen, Arda Turam, Thomas Vermaelen, André Gomez y Dennis Suárez.