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Sí, pero no… Finalmente, Donald Trump no ha impuesto una cuarentena a Nueva York, el epicentro de la pandemia en Estados Unidos, y se ha conformado con emitir una advertencia a los habitantes de los tres estados más afectados por el COVID-19, Nueva York, Nueva Jersey y partes de Connecticut: abstenerse de realizar viajes dentro del país si no son absolutamente esenciales.

Entre la posibilidad que anunció por la mañana y la decisión final que aireó más tarde vía Twitter medió una agria disputa con el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, que se oponía ferozmente al aislamiento del territorio por las consecuencias económicas y el pánico que una cuarentena podía acarrear.

Gobernadores de otros Estados pedían lo contrario. Mientras tanto, en Nueva York, que se ha sumado a los homenajes nocturnos al personal sanitario, se han registrado ya 53.000 casos, casi la mitad de los de todo el país, y cerca de 700 muertes, un tercio del total.

Parte del personal sanitario neoyorquino comparte una queja casi global del sector: la falta de material para hacer frente a la la pandemia y el hecho de que se les pida reutilizar los equipos de protección personal.