La preocupación aumenta a medida que la curva del coronavirus vuelve a elevarse entre los socios europeos.

Francia, que ha registrado 7.379 nuevos contagios en las últimas 24 horas, endurece las restricciones. Este registro supone para el país la cifra más alta de contagios diarios durante la pandemia.

De esta forma, París se suma desde el viernes al uso obligatorio de mascarillas en las zonas más concurridas, una medida que ya han impuesto ciudades como Marsella o Lyon. “La dinámica de progresión de la epidemia es exponencial”, han advertido las autoridades sanitarias francesas.

Además han asegurado en un comunicado de prensa que el número de muertes por la epidemia de Covid asciende a 30.596. Por el momento el país no se plantea imponer medidas más extremas y el presidente, Emmanuel Macron, ha advertido de lo devastador que sería un nuevo cierre de fronteras en Europa.

En Rumanía, por otra parte, el sector hostelero se prepara para reabrir bares y restaurantes a partir de septiembre. Por el momento solo podían funcionar si contaban con una terraza al aire libre.

Otros países aplican las medidas más estrictas

Todo esto sucede en medio de la vuelta a las aulas. Un inicio de curso muy cuestionado en muchos países. Kosovo, por ejemplo, ha decidido posponer el curso 15 días. Tiempo para que las escuelas puedan preparar la llegada de los alumnos.

Para intentar frenar el número de contagios tanto Ucrania como Hungría han decretado el cierre de fronteras a los no residentes. Una medida que estará en vigor durante el mes de septiembre.

“A partir del 1 de septiembre los ciudadanos extranjeros no podrán entrar en el país”, solo con algunas excepciones, ha señalado el ministro de Gobernación, Gergely Gulyás, ante la prensa en Budapest.

Al volver al país, los ciudadanos húngaros deberán presentar dos pruebas negativas de coronavirus de las 48 horas anteriores o someterse a una cuarentena de dos semanas. El ministro ha añadido que la medida no significa “restricciones de movimiento dentro del país”.