Ayer, día de elecciones regionales en Rusia, no se esperaban grandes novedades y el partido del Kremlin Rusia Unida volvió a salir vencedor a pesar de la alta abstención registrada. Pero el destacado opositor Alexéi Navalni eligió este día para convocar decenas de manifestaciones por todo el país contra la impopular reforma de las pensiones. Los poderes locales auto­rizaron la celebración de estas protestas únicamente en cuatro ciudades: Kurgán y Bereznikí (en los Urales), y Cheboksari y Kírov (Volga). En el resto, la oposición salió a la calle y, como en ocasiones anteriores, la policía arrestó a centenares de personas.

 

 

La primeras detenciones se produjeron en el lejano oriente, en Siberia y la región del Volga, y luego en las grandes ciudades: la capital Moscú y San Petersburgo.

En la capital el epicentro de la protesta fue la céntrica plaza Pushkin, donde se concentraron unas 2.000 personas, según datos de la Policía. “¡Devolvednos nuestro dinero!”, “¡Esta es nuestra ciudad!”, “¡Esto no es una reforma, es un robo!”, fueron varias de las consignas de los concentrados. Entre los detenidos en Moscú estaban varios colaboradores de Navalni, como su secretario de prensa, Ruslán Shaveddínov, o el coordinador de su oficina, Oleg Stepánov.

Según el portal OVD-Info, un recurso fundado por los activistas de derechos humanos para monitorizar la labor de la policía y las detenciones durante las protestas, ayer hubo casi 300 arrestados en 19 ciudades del país.

La reforma diseñada por el Gobierno ruso en junio supone que a partir del año que viene se empiece a incrementar gradualmente la edad de jubilación de los ciudadanos rusos. Al final de ese proceso, en el 2036, los hombres que hoy se jubilan a los 60 años lo harán a los 65. Las mujeres, que hoy se retiran a los 55, lo harán entonces a los 60.

 

 

El fuerte rechazo de la población, que según encuestas alcanzó el 80%, obligó al presidente Vladímir Putin a suavizar el mes pasado el plan inicial de aumentar la edad de jubilación de las mujeres a los 63 años, al tiempo que prometió más ayudas y subsidios. Según el Centro Levada de estudios sociológicos, tras anunciar la reforma en junio la popularidad de Putin cayó del 77 al 63%.

Según el jefe del Kremlin, esta reforma llevaba años aplazándose. De hecho, en el 2005 él mismo se pronunció en contra. Pero ahora la sociedad ha cambiado, argumentó el 29 de agosto en un mensaje extraordinario a todo el país, y seguir posponiendo el cambio pondría en peligro la estabilidad y la seguridad de la sociedad. “Eso sería irresponsable”, argumentó.

La reforma, sin embargo, sigue siendo impopular. Los sindicatos sostienen que tras aplicarla muchos ciudadanos no llegarán a la edad de jubilación. Según la Organización Mundial de la Salud, la esperanza de vida de los hombres rusos es de 66 años y la de las mujeres, 77.

Los activistas de la oposición han denunciado que la policía empezó a movilizarse y a detener a los organizadores de las protestas no ayer, sino hace días. El mismo Alexéi Navalni fue arrestado el 25 de agosto, oficialmente para responder por la convocatoria ilegal de una protesta el pasado mes de febrero. Un tribunal de Moscú le condenó a 30 días de arresto administrativo, por lo que ayer no pudo acompañar a sus seguidores.

 

 

Según los analistas, esta medida responde al temor del Gobierno ruso de que los candidatos de la oposición utilizasen las protestas por la reforma de las pensiones ­para arañar más apoyo en las elecciones. Un temor no muy fundado, porque la vertical del poder ruso ha logrado eliminar cualquier esperanza de que la oposición logre resultados positivos contra los candidatos del Kremlin. Sin embargo, el poder no quiere úni­camente victorias, sino victorias claras.

Con este mismo argumento, la Comisión Electoral Central logró que el pasado sábado Google eliminase de su servicio YouTube los vídeos de Navalni sobre las protestas. La Comisión envió la semana pasada una carta al director de la compañía estadounidense, Larry Page, y argumentó que la legislación electoral rusa prohíbe difundir información política sobre la jornada electoral. Leonid Vólkov, jefe de la oficina de Navalni en Moscú, acusó a la Comisión de realizar “exigencias ilegales”.

En las elecciones de ayer, los rusos elegían a los dirigentes de 22 regiones, incluido el alcalde de Moscú. En la capital la jornada estuvo caracterizada por una alta abstención. Sólo un tercio de los moscovitas acudieron a votar.

Anoche no había todavía datos definitivos. Pero había pocas dudas de que el actual regidor de la capital, Serguéi Sobianin, lograse ser reelegido en primera vuelta, con más del 50 % de los votos. Exjefe de gabinete del presidente Vladímir Putin, Sobianin llegó a la alcaldía de Moscú en el 2010. Desde entonces ha desarrollado una activa campaña para cambiar la imagen de la capital rusa, mejorar sus servicios y ponerla a la altura de las ciudades europeas más avanzadas. A pesar de que se le reconoce una buena gestión, en el 2013 Navalni estuvo a punto de forzar una segunda vuelta. En esta ocasión, sin embargo, Navalni no se ha podido presentar debido a varias condenas por fraude que él y sus seguidores consideran fabricadas para apartarle de la carrera política.