NUEVA YORK.- Nadie sabe cuándo ni cómo terminará la guerra en Ucrania, pero queda claro que en este momento Rusia no está ganando. Según los gobiernos occidentales y los analistas privados, el objetivo inicial de Moscú de tumbar al gobierno de Kiev con una campaña relámpago ya fracaso hace rato, y el éxito del plan B —una ofensiva más acotada para hacer retroceder a las fuerzas ucranianas del este y sudeste del país—, pinta cada vez más complicado.
Ciertas cosas que al principio de la guerra parecían altamente probables, como el colapso del Estado ucraniano, hoy parecen muy remotas. En su discurso del lunes en Londres, el almirante Tony Radakin, jefe de defensa británico, dijo que Ucrania está luchando por su supervivencia “y va a sobrevivir”.
En esta fase reciente de la guerra, la guerra de tanques está siendo reemplazada por el fuego cruzado de artillería. Los rusos lanzan ofensivas en algunos lugares como Lugansk, en el este del país, y finalmente lograron doblegar los últimos bastiones ucranianos en la ciudad portuaria de Mariupol. En otros lugares, los ucranianos están contratacando, sobre todo en el norte, más allá de la ciudad de Kharkiv.
“El conflicto está ingresando en una fase de guerra prolongada”, les dijo el martes a los ministros de defensa de la Unión Europea (UE) el ministro de defensa ucraniano Oleksii Reznikov, y agregó que “hay muchos indicadores de que Rusia se prepara para una operación militar a largo plazo”, que incluye obras de ingeniería y fortificación en las zonas de Kherson y Zaporiyia.
Sin embargo, tarde o temprano la guerra terminará en alguna clase de cese del fuego o armisticio. Y dada la nueva realidad en el campo de batalla, estos son los cinco posibles rumbos que podría tomar el conflicto, que a su vez podrían derivarse unos de otros.
1. Colapso de Rusia
Altamente motivadas, bien armadas y tácticamente hábiles, las fuerzas ucranianas han sabido explotar las debilidades del ejército ruso. Los rusos han padecido problemas logísticos y una coordinación ineficiente de los diferentes elementos de su campaña, con equipos y entrenamiento deficientes, y baja moral de las tropas. Según estimaciones de Occidente, Rusia no solo ha sufrido decenas de miles de bajas entre sus soldados rasos, sino que su cuerpo de altos oficiales se ha visto diezmado.
La mayoría de los análisis occidentales de la guerra coinciden en que el plan B de los rusos —concentrar fuerzas en el este y sureste y ampliar sus posiciones en la región de Donbass— va mucho más lento de lo que el Kremlin esperaba, y algunos incluso afirman que el aparente objetivo de Moscú de rodear a las fuerzas ucranianas ya resulta inalcanzable. En tanto, ya se incorporaron a la batalla los cañones Western M777 de largo alcance y otras armas enviadas por Occidente, que según el Pentágono están dando vuelta la ecuación de fuerzas en el campo de batalla.
Lo mejor que puede decirse sobre el desempeño militar de Moscú hasta la fecha, señalan algunos analistas, es que todavía no ha colapsado. “Dada la presión a la que están sometidos, podría decirse que los rusos han sido bastante eficaces a la hora de mantener unida a su ejército”, señala Lawrence Freedman, profesor emérito de estudios de guerra del King’s College de Londres. “Pero al mismo tiempo, los ejércitos son frágiles, y se quiebran.”
Ese escenario implicaría, por ejemplo, una negativa generalizada de las tropas para trabarse en batalla, deserciones y ausencias sin licencia, o incluso una caótica retirada.
2. Colapso de Ucrania
Aunque los fuertes daños sufridos por las fuerzas rusas están más que documentados, mucho menos se sabe de las pérdidas y daños en las fuerzas ucranianas. La información pública disponible permite entrever que las bajas humanas y el equipamiento bélico que perdió Ucrania son significativos, pero Occidente estima que esas pérdidas son ínfimas comparadas con las sufridas por Rusia: según los cálculos de la OTAN, hasta fines de marzo murieron, fueron heridos o capturados unos 40.000 soldados rusos.
La toma de Mariupol fue una victoria costosa y postergada para los rusos, porque los ucranianos recién depusieron las armas tras resistir atrincherados durante casi tres meses en una planta siderúrgica de las afueras de la ciudad. El miércoles, el Ministerio de Defensa de Rusia informó que más de 950 soldados ucranianos se habían rendido y habían sido tomados como prisioneros de guerra. Según los analistas, las fuerzas de Moscú también tienen bajo intensa presión a Ucrania en las afueras de Severodonetsk y Lyman, en el Donbass.
A falta de estimaciones confiables sobre bajas y pérdidas de equipos, los analistas deben buscar otras pistas sobre el estado actual del ejército ucraniano.
Un punto de referencia que usan los analistas es la forma en que están luchando. “¿Combaten con inteligencia y capacidad? ¿Hay signos de derrota?”, puntualiza Phillips O’Brien, profesor de estudios estratégicos de la Universidad de St. Andrews, Escocia, y destaca no haber visto todavía esas señales. La efectividad de las fuerzas ucranianas también recibe el envión adicional de las armas y pertrechos de Occidente que ingresan masivamente al país.
“No creo probable un colapso de Ucrania. Es más: casi lo descartaría”, dice Freedman, del King’s College de Londres. “Los ucranianos tienen motivos para luchar y la fuerza para hacerlo.”
3. Punto muerto
Las guerras muchas veces se estancan en un punto muerto del que ninguna de las partes se atreve a salir. Los funcionarios occidentales ya han advertido que el conflicto puede extenderse hasta el año que viene, o mucho más.
“Las guerras muchas veces se convierten en un colapso competitivo, donde en realidad la victoria se la queda el bando que logró mantenerse en pie, aunque ambos sufran horriblemente. Sin ir más lejos, fue exactamente lo que ocurrió en 1918, hacia el final de la Primera Guerra Mundial”, dice Eliot Cohen, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, Washington.
Un punto muerto solo es concebible, dice Cohen, “si los rusos tienen realmente bien afianzadas sus posiciones, son tenaces y tienen refuerzos para reemplazar las terribles pérdidas que han sufrido”. Pero le parece poco plausible que así sea y agrega que el escenario más probable es que los ucranianos exploten su movilidad y superioridad táctica para elegir bien sus blancos y perforar las líneas rusas.
Según varios analistas, si Ucrania logra resistir la actual ofensiva rusa en el Donbass, en las próximas semanas podría intensificar su contraofensiva, dando así inicio a una fase crítica de la guerra. A la larga, el éxito de Moscú depende del reclutamiento para incorporar otros 150.000 a 180.000 soldados a su ejército permanente. Pero dada la necesidad de entrenamiento, los nuevos reclutas recién desembarcarían en el campo de batalla cerca de fin de año. “La guerra solo ingresaría en un escenario de punto muerto si hacia comienzos del año próximo los rusos han logrado movilizar una fuerza mucho más grande.”
4. Avances ucranianos
Después de redirigir sus fuerzas hacia el este y el sureste, los rusos parecen haber montado pequeñas ofensivas apresuradas con las tropas que habían sido expulsadas de Kiev, en vez de esperar el momento oportuno y reunir una fuerza de mayor envergadura.
“Es probable que los avances rusos se agoten en poco tiempo más”, dice O’Brien. “En algún momento dejarán de avanzar, pero la pregunta es si los ucranianos estarán en condiciones de hacerlos retroceder.”
En esa fase, dice los analistas, las armas occidentales serán cruciales. Un alto funcionario del Pentágono dijo el lunes que Ucrania había informado que 74 de los 90 cañones de artillería M777 enviados por Estados Unidos ya están en posiciones de avanzada en los alrededores de Kharkhiv y en otras ciudades.
Si los ucranianos efectivamente logran avanzar, entonces la gran pregunta es hasta dónde. El objetivo mínimo para Ucrania serían las líneas de control que regían hasta el 23 de febrero, el día anterior a la invasión rusa. Eso dejaría a Moscú en control de dos enclaves en el Donbass y en Crimea, que se anexó en 2014.
En esa instancia, para el presidente ucraniano Volodimir Zelenzky la gran tentación política será seguir avanzando, para hacer retroceder a los rusos aún más allá de esos límites.
5. La escalada
En vísperas de la guerra, gran parte de la discusión en Occidente y particularmente en Europa giró en torno a mantener siempre abierta una vía de escape para que llegado el caso Putin pudiera salirse de Ucrania. Por eso ahora algunos analistas temen que el líder ruso se sienta acorralado y escale el conflicto, introduciendo en armas tácticas nucleares o químicas en el campo de batalla.
Los analistas occidentales dicen que es posible, aunque improbable. Además, incluso si se usaran armas nucleares en el terreno, el conflicto no escalaría automáticamente en un intercambio de misiles balísticos intercontinentales entre Rusia y Occidente.
El argumento principal contra el uso de tales armas, dicen los analistas, es que no redundan en ninguna ventaja en un conflicto donde ambos bandos están cerca uno del otro, y donde no hay grandes concentraciones de fuerzas ucranianas en ningún lugar específico.
“En el campo de batalla, un arma nuclear no te ayuda en nada, por sus impredecibles consecuencias, entre otras, causar bajas entre las propias fuerzas”, dice Freedman. Y las armas químicas son difíciles de dirigir e igualmente peligrosas para tropas propias, o sea que sirven menos todavía.
Otros dos motivos para usarlas, incluso fuera del lugar donde se combate, serían aterrorizar al país en un esfuerzo por influir en las autoridades de Kiev, o presionar a los gobiernos de Occidente para que obliguen a Ucrania a pedir un armisticio. Según los analistas, estos dos cursos de acción son hipotéticamente plausibles, pero también poco probables.
Por Stephen Fidler
Traducción de Jaime ArrambideThe Wall Street Journal