“Me gustaría drogar a los niños ucranianos, mirarles a los ojos y decirles: ‘morid, sufrid’”. Estas duras palabras que Yulia dirige a su marido, combatiente del ejército ruso, pertenecen a la primera de las estremecedoras conversaciones telefónicas entre soldados rusos y sus familiares interceptadas por las fuerzas ucranianas.
Anton Gerashchenko, asesor del ministro del interior de Ucrania, ha sido quien ha compartido la grabación en su perfil de Twitter. Lo ha hecho poco después de que los primeros soldados de Azovstal abandonasen la acería y comenzasen las delicadas conversaciones entre Rusia y Ucrania sobre el futuro de los combatientes.
En la publicación se puede escuchar cómo Yulia habla de asesinar lentamente a los niños ucranianos porque, sostiene, “cuando crezcan se convertirán también en nazis”. Unas acusaciones claramente alineadas con el pensamiento del Kremlin, que sigue justificando la invasión de Ucrania como una operación para “desnazificar” el territorio.
Soldados rusos sobre niños ucranianos: “Les arrancaría los genitales y les cortaría un dedo”
“Les arrancaría los genitales y les cortaría un dedo cada día para hacerles sentir dolor”, sigue la mujer, que dice sentirse enfadada porque los ucranianos no quisieron celebrar el Día de la Victoria, fecha en el que Rusia conmemora la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi.
Ante el reproche de su marido -“Son solo niños”, le dice-, la mujer contesta que odia a los ucranianos. “Realmente los odio”, enfatiza.
“Cuando había civiles los tiré a una zanja. No estoy orgulloso de ello, simplemente me da igual”
En la segunda conversación, otro soldado le explica a su mujer, que responde al nombre de Nastia, las atrocidades vividas en el frente.“Me estoy volviendo loco. Puedo coger a una persona y dispararle en la cabeza o matar a 100 con un Kalashnikov”, sostiene el militar.
“Cuando había civiles donde estoy los tiraba a una zanja. Los maté. Lloraban y me suplicaban y yo les disparé igualmente”, prosigue el soldado, que tarda unos segundos en responder cuando su mujer le pregunta si está orgulloso de ello. “No estoy orgulloso, simplemente me da igual. Voy a volver a casa, sano y salvo y criar a mi hijo”, contesta.