No todas las bombas son físicas. En plena crisis desatada por la pandemia del Covid-19, el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció este jueves en rueda de prensa que acusará penalmente a la cúpula del régimen de Nicolás Maduro por nexos con el narcoterrismo. Al okupa del Palacio de Miraflores lo acusan de ser la cabeza del llamado Cartel de Los Soles. Washington juega la que es, hasta ahora, su carta más decisiva en la campaña para obligar a Maduro a reconocer la legítima presidencia interina de Juan Guaidó.
El propio Fiscal General estadounidense, William Barr, reconoció que, aunque esta investigación lleva años en curso, la decisión se tomó de acuerdo con la Casa Blanca y el Departamento de Estado para que no afectara la política exterior de Washington. Fueron acusados Maduro, Diosdado Cabello, Hugo Carvajal, Clíver Alcalá, y Tareck El Aissami, entre otros. Por el líder de la banda ofrecen 15 millones de dólares y por el resto 10 millones de dólares.
Aquí salta a la vista la primera curiosidad del asunto. Hasta ahora, los estadounidenses sólo habían arremetido penalmente contra Cabello y El Aissami. Contra los demás, sólo sanciones. Ahora entra de lleno Maduro pero también Alcalá y Carvajal, dos generales del chavismo que desertaron hace bastante tiempo de las filas rojas y ahora son marcadamente opositores, inclusive cerrando filas detrás de Guaidó.
Alcalá y Carvajal no han recibido el mismo trato que, por ejemplo, el también general Manuel Cristopher Figuera. El exdirector del servicio de inteligencia del régimen desertó tras el levantamiento militar del 30 de abril del 2019 y Washington le levantó las sanciones. Pero eran sanciones, no acusaciones penales. Esto nos lleva a otra de las curiosidades del caso: Vladimir Padrino López, el todopoderoso ministro de la Defensa del régimen madurista, es acusado de recibir sobornos para permitir el tráfico de drogas en Venezuela.
Simplificando a su mínima expresión, la Fiscalía General de EEUU asegura que Padrino López le cobra a Cabello por dejarle pasar la droga en el territorio nacional. Este general es el hombre de confianza de Vladimir Putin en el país sudamericano, y el presidente ruso es quien ha tomado el control internacional del destino del madurismo. Por lo tanto, esta acusación también es un mensaje de la Casa Blanca al Kremlin.
Recapitulando, esta guerra relámpago –blitzkrieg– judicial de Washington deja llena de escombros la pradera de distintos bandos del madurismo: el Cartel de Los Soles (Cabello), los militares nacionalistas (Padrino López), los civiles originarios (Maduro), el chavismo disidente (Carvajal y Alcalá), y el chavismo empresarial (El Aissami). Este último bloque, el representado por el zar económico del régimen madurista, también se ve afectado en la figura de Maikel Moreno, el presidente del Tribunal Supremo de Justicia madurista. Recordemos que Moreno participó el año pasado, junto a Padrino López, en una conjura para facilitar la transición a la democracia en Venezuela, primero con Guaidó y luego con el exembajador en Colombia Humberto Calderón Berti. Hoy esos dos puentes hacia el régimen parecen haber sido quemados por Washington.
Los otros actores menores acusados por el Departamento de Justicia son Joselis Ramírez, Edylberto Molina, Luis Motta Domínguez, Néstor Reverol, Vassyly Villarroel, Rafael Villasana, y Nervis Villalobos. Este último personaje está preso en España. Fue exviceministro de Energía y es crucial para la trama de lavado de dinero del chavismo, la cual operó desde Madrid junto a su socio, un argentino llamado Luis Fernando Vuteff que tiene nexos con un sector de la oposición a través de su esposa, la hija del exalcalde de Caracas Antonio Ledezma. Villalobos tiene tiempo fuera de Venezuela y es ficha de Rafael Ramírez, el expresidente de PDVSA que pasó de ser el zar del chavismo empresarial a uno más en las filas del chavismo disidente.
Barr dijo en su rueda de prensa virtual, en la cual estuvo acompañado por los fiscales del sur de Nueva York y del sur de Florida, que tuvo que hacer este anuncio en plena crisis por el coronavirus debido a que no se podía retrasar más la operación. Cumplidos los protocolos del distanciamiento social (los periodistas estuvieron presentes por conexión remota), quedó claro con este apunte del Fiscal General que esto forma parte de la estrategia anunciada por Guaidó al regresar a Venezuela después de su gira internacional.
¿Qué viene ahora? Horas antes del bombazo judicial, Maduro, aprovechándose de la pandemia, se mostró más suave que nunca, implorando a la Conferencia Episcopal Venezolana que coordinara conversaciones con la Asamblea Nacional legítima así esta institución no lo reconozca como presidente. A priori, Estados Unidos tiene como máxima no negociar con terroristas, pero ya vimos que recientemente pactaron con los talibanes. Sanciones más duras son el escenario más probable, pero a muchos les vino a la mente la imagen de Manuel Noriega “pescado” por la DEA. Y hasta el dron que visitó al general iraní Soleimani. Barr, preguntado por la posibilidad de un escenario panameño, se limitó a no negarlo. Estados Unidos y sus aliados vuelven a tener la mano cargada.
*** Francisco Poleo es un analista especializado en Iberoamérica y Estados Unidos.