El presidente del Sierra Leona, Ernest Bai Koroma, ha reconocido que los equipos de rescate del país están desbordados tras los corrimientos de tierra del pasado lunes y ha pedido “ayuda urgente” a la comunidad internacional. “Comunidades enteras han sido barridas”, ha expresado Koromoa a los medios locales, durante una visita al barrio de Regent, el más afectado. El lunes una una enorme lengua de barro se deslizó sobre Freetown, la capital, dejando a centenares de casas y sus habitantes, cubiertos por el lodo.

El alcalde de Freetown, Sam Gibson, ha dicho que 270 víctimas “están siendo preparadas para ser enterradas”. Está previsto que este miércoles se celebre un entierro colectivo para poder liberar el espacio en los depósitos de cadáveres.

Las morgues de Freetown están abarrotadas de cuerpos, y siguen llegando. Los equipos de rescate trabajan contra reloj para encontrar supervivientes después que un masivo desprendimiento de barro haya sepultado barrios enteros de Freetown. Pero muchas de las personas que encuentran ya no están vivas.

El médico forense de Freetown, Seneh Dumbuya, ha indicado que los muertos ya ascienden a 400 y la Cruz Roja apunta que hay 600 personas desaparecidas, además de los miles de ciudadanos que se han quedado sin hogar. Se ha declarado el estado de emergencia nacional. “La comunidad entera está de luto. Y muchos seres queridos siguen desaparecidos”, ha dicho el portavoz presidencial Abdulai Baraytay.

El alud de barro se produjo este lunes antes del amanecer. Las fuertes lluvias provocaron que se desprendiera un trozo de la ladera de la montaña Sugar Loaf, cubriendo centenares de casas mientras las familias aún dormían. Son varias zonas de la capital las que han quedado afectadas pero la situación más crítica está en Regent, un suburbio de las afueras que queda en el regazo de la colina.

Las lluvias torrenciales son habituales en Freetown, que tiene los índices de precipitación más elevados de África. Los equipos de rescate sierraleoneses están acostumbrados a actuar ante inundaciones, pero no ante una tragedia de esta dimensión, en la que se encuentran más personas fallecidas que con vida.

Las organizaciones internacionales están colaborando con las locales también para frenar el riesgo de epidemias. Se ha puesto en marcha un plan de contingencia para evitar brotes de cólera, fiebre tifoidea y diarrea. Pero el estado del terreno, el acceso y la dimensión de la tragedia dificultan las tareas de rescate y emergencia.

Freetown, con un millón de habitantes, está situada un escarpado fragmento de la costa atlántica, encajada entre el océano y la montaña de Sugar Loaf.