El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha aprobado la imposición de tarifas arancelarias del 25 % contra productos tecnológicos procedentes desde China por valor de 50.000 millones de dólares. Las restricciones entrarán en vigor poco después de que este viernes se anunciara el listado final de bienes importados a EE.UU. desde China a los que se aplicarán esos aranceles.
La Casa Blanca anunció su intención de adoptar la medida restrictiva a finales de mayo y aseguró en aquel entonces que EE.UU. iba a seguir protegiendo “las tecnologías y la propiedad intelectual nacional”, así como buscando detener “las transferencias no económicas a China de tecnologías industrialmente significativas y propiedades intelectuales”.
“Estos aranceles son esenciales para prevenir las futuras transferencias injustas de la tecnología estadounidense y propiedad intelectual a China, lo cual protegerá los empleos estadounidenses”, reza el nuevo comunicado de la Casa Blanca, en el que se asegura que las tarifas arancelarias “servirán como un paso inicial hacia el establecimiento de un balance en la relación comercial entre EE.UU. y China”.
Pekín no se quedará de brazos cruzados
A pocas horas del anuncio desde la Administración de Trump, Pekín ya había aseverado que aplicará las medidas que sean necesarias para salvaguardar sus intereses.
“Si EE.UU. adopta medidas unilaterales y proteccionistas, perjudicando a los intereses de China, reaccionaremos rápido y adoptaremos los pasos necesarios para proteger con firmeza nuestros derechos justos y legítimos”, declaró en una rueda de prensa el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Geng Shuang, citado por Reuters.
China ya tiene preparada una lista de bienes estadounidenses por valor de 50.000 millones de dólares sobre los que podrían aplicarse aranceles como represalia.
Los aranceles sobre productos chinos llegan en medio de las crecientes tensiones entre EE.UU. y varios de sus socios comerciales más importantes. Debido a las medidas proteccionistas tomadas por la Administración de Trump, Washington se enfrenta a represalias no solo de China, sino también de aliados como Canadá, México y la Unión Europea.