En bañador, a orillas del Rin, en pleno enero, sumerjo los dedos de los pies en el agua helada. No soy un gran nadador, y el viento no sólo refresca el aire ya helado, sino que también me hace cuestionar mi propia determinación.

En mi viaje hasta aquí, experimentar el agua fría me había parecido relevante para entender lo que he venido a explorar: cómo es posible calentar miles de hogares con un río frío.

Mirando hacia el otro lado mientras me seco y animo a mis pies a descongelarse, parece inimaginable que 3.500 apartamentos de allí se calienten con esta misma agua. Sin embargo, lo hacen a través de una central eléctrica gigante operada por el proveedor municipal de energía MVV.

Sustituir el carbón por el calor del río

Poco después, Felix Hack, director de proyectos de MVV, me enseña el complejo.

“Por el Rin fluyen millones de litros de agua”, explica Hack, y añade que contiene suficiente energía térmica para calentar Mannheim varias veces, incluso en pleno invierno. “Ahora estamos a 6 o 7 grados, así que físicamente aún hay suficiente calor en él”.

Mannheim sigue generando la mayor parte de su electricidad y calor a partir del carbón, que es especialmente perjudicial para el clima. A largo plazo, sin embargo, la ciudad planea pasar a una combinación de energía geotérmica y calor procedente tanto de la incineración de residuos como del río. La bomba de calor del río empezó a funcionar en 2023 y, según la MVV, es actualmente la mayor de Alemania.

Con el humo de la chimenea de una central eléctrica de carbón como telón de fondo, Hack me conduce a una reluciente sala con fachada de aluminio. Dentro, el ruido es atronador.

La bomba de calor, del tamaño de un camión, funciona a toda velocidad para bombear 800 litros de agua por segundo.

Bombas de calor de río: ¿cómo funcionan?

La bomba de calor de río en Mannheim funciona básicamente como una bomba de calor convencional que utiliza el calor del aire o del suelo. En este caso, es mucho más grande y la fuente es el río.

El agua fría hace pasar un refrigerante que se evapora rápidamente a un estado gaseoso. El gas se expande y una bomba eléctrica lo comprime, generando calor. El proceso es comparable al de una bomba de bicicleta, en la que la válvula se mantiene cerrada aunque el bombeo continúa. La bomba se calienta y el calor generado se utiliza para calentar agua a 99 grados antes de verterla a la red.

La bomba de calor de río tiene una cuota de sólo el 3 por ciento en la red de calefacción urbana, pero Hack dice que es sólo el principio.

“Queremos abastecer a 50.000 hogares con calor procedente del agua del río”, explicó.

Ya se están planificando dos más. También se han puesto en marcha o están previstas bombas de calor de agua en Berlín, Hamburgo, Stuttgart y Rosenheim, en Baviera.

Energía térmica procedente del fiordos helados

La calefacción de los edificios y la industria consumen con diferencia la mayor parte de la energía mundial, y el 72 por ciento de la demanda se satisface con combustibles fósiles. Según la Agencia Internacional de la Energía, las bombas de calor grandes y pequeñas combinadas podrían evitar en 2030 tantas emisiones como las que consumen todos los coches de Europa al año.

Actualmente, el 15 por ciento de los edificios de Alemania se abastecen con calefacción urbana. Pero para 2045, las grandes bombas de calor, incluidas las que funcionan con energía térmica procedente de aguas residuales, calor residual industrial y energía geotérmica, podrían generar alrededor del 70 por ciento, sustituyendo en gran medida al carbón, el petróleo y el gas natural.

Los países escandinavos ya llevan tiempo confiando en esta tecnología. En la capital sueca, Estocolmo, unos 90.000 apartamentos se abastecen desde hace años con calor procedente de aguas residuales industriales. En la ciudad de Drammen, al sur de Noruega, más de la mitad de los 103.000 habitantes calientan sus casas con la energía térmica del fiordo helado.

(gg/ers)