En septiembre de 2008 la quiebra del banco Lehman Brothers, con activos por 639.000 millones de dólares 26.000 empleados en todo el mundo, aceleró la caída de la economía del mundo en una crisis financiera sin precedentes desde el crack de 1929.
El colapso de la firma estadounidense supuso el final del papel tradicional de esas instituciones, encargadas hasta entonces de controlar las tasas de interés a corto plazo y de atajar la inflación, como recuerda la agencia AFP.
Llegó, además, en medio de la explosión de la burbuja inmobiliaria de las subprime, préstamos hipotecarios concedidos a hogares con una situación financiera precaria, gracias a los cuales muchos estadounidenses tuvieron acceso a la propiedad en los años 2000, y que en 2007 se hicieron imposibles de pagar.
Desde finales de 2008, el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal estadounidense (Fed) y el Banco de Japón (BoJ) se convirtieron en verdaderos bomberos, luchando contra múltiples incendios con salvatajes inéditos hasta el momento.
La de Lehman Brothers fue al momento la quiebra más grande de la historia y su situación se extendió como un virus por todo el mundo, paralizando bancos e instituciones financieras.
La crisis y la recesión pronto golpearon a casi todos los países del mundo, en mayor o menor medida, y el Producto Bruto Interno (PBI) mundial cayó de 64.396 billones de dólares en 2008 a 63.231 billones un año después, medido a precios constantes convertidos a valores de 2010. Una caída del 1,7% no vista de la crisis de Wall Street en 1929, según datos del Banco Mundial.
En los años posteriores los países comenzaron la recuperación y también así la economía global, aunque algunos, como Grecia, no lograron frenar la caída, y otros, como Brasil y Argentina, experimentan problemas actuales en medio de una nueva crisis centrada en las economías emergentes.
Al respecto, el ex presidente del Banco Central Europeo (BCE) durante lo peor de la crisis de 2008, Jean-Claude Trichet, apuntó contra el sobreendeudamiento masivo como una de las explicaciones del colapso y lanzó una advertencia para los tiempos actuales.
“El crecimiento de la deuda, en particular la privada, de los países avanzados se ha ralentizado, pero esa ralentización queda compensada por una aceleración del endeudamiento de los emergentes. Eso es lo que vuelve el sistema financiero mundial al menos tan vulnerable, si no más, que en 2008″, consideró ante la agencia AFP.