La clase media: ¿Qué es? ¿Cómo se puede identificar? ¿Se considera usted ser parte de este estrato económico? ¿Cómo lo sabe? ¿Qué le dicen los demás cuando tratan el tema? ¿Confía usted en las estadísticas que ofrecen las entidades oficiales al respecto? ¿Relaciona el término con condiciones básicas para vivir o le agrega algo de holgura? ¿Ha escuchado los conceptos “clase media baja” y “clase media alta”? Son muchas preguntas sobre un mismo tema.

Más allá de las teorías y definiciones que dan los organismos internacionales, como el Banco Mundial (BM), la clase media se identifica, básicamente, por las siguientes características: hombre o mujer con capacidad para suplir sus necesidades básica de alimentación, transporte, salud, vivienda y diversión. Pero hay una variable que siempre está presente entre aquellos que son de clase media: deuda.

Los hechos hablan por sí solos. Parte de los bienes de que dispone una familia de clase media son financiados, tales como vivienda, vehículo, muebles y, en muchas ocasiones, los estudios de los hijos. El crédito, comprometiendo muchas veces más de la mitad de sus ingresos fijos, es la única vía disponible para acceder a comodidades propias de un estrato social que no se considera pobre, porque realmente no lo es, pero tampoco puede ser calificado como rico porque tampoco alcanza el estatus.

La educación, es decir, acceder a un título universitario y otros conocimientos superiores, tales como maestrías o doctorados, abren la posibilidad de salir no sólo de la pobreza o la clase media, sino que ayuda a entrar en un escalafón de mayor nivel adquisitivo. Tener dinero suficiente para comprar comida y pagar los principales servicios (salud, educación, telecomunicaciones, transporte) no significa que se está en la clase media. Esto sería dimensionar o circunscribirse sólo a la parte económica.


Lo que sí resulta difícil es encontrar a alguien que esté en el estrato socioeconómico de clase media sin deuda. Sucede que siempre acude al financiamiento, y no bien termina de pagar el préstamo, para lo que sea, está pensando en el próximo. ¿Quiere decir esto que vive una vida hipotecada? Posiblemente sí.

Los que están en la categoría de clase media, aunque lo intentan constantemente, no son estrictos en la planificación de sus finanzas. Luchan por garantizar los pagos fijos del mes, tales como luz, teléfono, internet, televisión, estudios, préstamo hipotecario o del vehículo y alimentación.

Sin embargo, al recibir su salario se dan cuenta que su holgura es limitada y tendrán que pasar los próximos 30 días con limitaciones, que no es lo mismo que con precariedades. El que es de clase media, incluso, puede ir a un restaurante una vez al mes y salir con su familia a quemar un poco de combustible, ya sea en la ciudad o en un pueblo. Por supuesto, sin excederse en los gastos.

Hay quienes están en un espacio intermedio. Los hay en la “clase media baja”, que viven con un estrés permanente porque quedarse sin empleo o dejar de percibir los ingresos extras del mes los pondría en aprietos con las cuentas por pagar. No significa que llegarían a pobres, pero tendrían que hacer recortes.

Y están los de “clase media alta”, que tienen un poco de más de holgura, deben al banco entre dos y tres préstamos (hipotecario o personal), pero su preocupación no está en su capacidad de pago, sino en mantener el nivel de gastos y comodidades que llevan, aún sin ser ricos, ya que para pasar el próximo escalón deberían ser propietarios de activos que perduren más allá de su existencia física y le generen renta o ahorro.

En términos estadísticos, el BM y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) consideran que en el período 2000-2015 los dominicanos lograron mejorar su condición social y económica. Según sus estudios, el número de pobres se redujo en 787,124 personas y la clase media aumentó en 915,879 personas.

Según este informe, presentado hace casi tres años por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, la clase media en República Dominicana superó la cantidad de pobres registrados como consecuencia de la crisis financiera de 2003. Indica que cayó a 25.9%, un nivel inferior al que el país tenía antes de la crisis bancaria, que era de 28.2%.

Quiénes toman prestado

Para saber qué clase se está endeudando sólo hay que mirar hacia cuáles sectores se dirige el crédito. Producto de la liberalización de RD$20,400 millones del encaje legal, a partir del 1 de agosto de 2017, el financiamiento al sector privado en moneda nacional aumentó en RD$10,400 millones sólo en los primeros 30 días.

Para acelerar el paso, la Autoridad Monetaria aprobó en su sesión del 26 de octubre del año pasado, porque aún quedaban cerca de RD$11,500 millones disponibles de los fondos liberados, que fueron el remanente, se prestara a cualquiera de los sectores que lo demandaran, lo cual se haría bajo las mismas condiciones de hasta un 9% para préstamos hipotecarios de vivienda, todos a un plazo mínimo de 5 años.


De los RD$10,398 millones de aumento en el crédito en agosto de 2017, un 33%, es decir, RD$3,447.9 millones, fueron al consumo, lo que evidencia qué clase social fue la que tomó ese dinero.

Sólo entre Expo Móvil BanReservas y Auto Feria Popular se otorgaron créditos por alrededor de RD$10,800 millones, lo que equivale prácticamente al monto remanente de la liberalización del encaje legal que motorizó el crecimiento de la economía hasta el 4.6% durante 2017. La clase media, además de las empresas, son las personas que acceden al financiamiento de vehículos.

El sistema financiero cerró 2017 con una cartera de crédito consolidad de RD$999,643.04 millones, de la cual RD$430,807.5 millones fueron destinados al financiamiento del consumo de bienes y servicios (RD$260,572.7 millones, igual a un 26%) y RD$170,234.8 millones para la compra y remodelación de viviendas, equivalente a un 17.03%.

Como forma de motorizar el crédito, el Banco Central redujo su tasa de política monetaria (TPM) en julio de 2017 en 50 puntos básicos (de 5.75% a 5.25%), lo que también contribuyó a dinamizar el crédito privado.

La deuda comprometida a través de las tarjetas de crédito pasó de RD$42,718.8 millones, en 2016, a RD$47,864.7 durante en 2017, lo que significa un aumento neto de RD$5,145.9 millones, equivalente a un 12.04%. Las características del dinero plástico, tomando en cuenta el límite aprobado, establecen un aumento en el número de unidades emitidas entre los montos RD$25,001 en adelante. En este primer tramo los plásticos en poder del público pasaron de 127,409 a 132,364.

En la escala o clasificación más alta que tiene la Superintendencia de Bancos (SIB), que es de RD50,001 en adelante, la cantidad pasó de 685,923 a 746,183 tarjetas.

Estratos sociales

Un informe del Banco Mundial denominado “La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina”, caracteriza la clase media según el concepto de seguridad económica y señala como rasgo distintivo para pertenecer a este grupo la estabilidad económica del hogar, lo que implica baja probabilidad de volver a la pobreza. También define como grupos vulnerables los hogares que se mueven entre la pobreza y la clase media con probabilidad de caer en la pobreza.

El informe define tres clases económicas: 1) pobres, cuyo ingreso per cápita es menor de US$4 al día; 2) vulnerables, con US$4-US$10 al día; y 3) clase media, con US$10-US$50 al día (cifras expresadas según la paridad del poder adquisitivo del año 2005). El resto, con más de US$50 al día, representan menos del 3% de la población.