Nueva York encoge. Por segundo año consecutivo, la ciudad de los rascacielos pierde residentes. Los últimos datos oficiales reflejan que la población se redujo en 39.500 habitantes en 2018. Es una caída de solo el 0,45%. Pero se suma a una contracción similar en 2017 y refuerza una tendencia palpable en otras grandes metrópolis. Los factores son múltiples aunque destacan dos: cada vez más gente se desplaza a lugares donde el coste de la vida es más asequible y la migración aporta menos de lo que se pensaba al crecimiento demográfico.
La tendencia en la ciudad puede ser reflejo de lo que pasa en todo EE UU
La Gran Manzana, la mayor ciudad del país, símbolo del logro del sueño americano, cuenta oficialmente con 8,39 millones de habitantes. Queens es el condado que sufrió el mayor descenso, de 18.000 personas. Le sigue Brooklyn, con 13.500 habitantes menos. Y el Bronx ofreció un saldo negativo de 7.500 vecinos. En Manhattan el éxodo neto fue solo de un millar de personas, mientras que Staten Island registró un muy ligero incremento.
Jan Vink, del programa de Demografía Aplicada de la Universidad de Cornell, explica que Nueva York creció muy rápido a comienzos de esta década, tras la recesión. “Pero ahora está entre las zonas del país que pierden más población”, apunta.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, atribuye parte de la culpa a las medidas de castigo de la Administración de Donald Trump a los Estados demócratas. La reforma fiscal está provocando que las rentas más altas se vayan a otros Estados donde los impuestos son más favorables. El área metropolitana de Nueva Jersey también perdió habitantes.
Pero hay factores más profundos en juego, que hacen difícil dar una respuesta única al éxodo. La disponibilidad de vivienda, según un estudio del Furman Center de la Universidad de Nueva York, es clave. La población adulta y el empleo crecieron tras la crisis más rápido que las unidades construidas, lo que redujo el acceso a una vivienda asequible.
“Los precios y los alquileres subieron dramáticamente”, señalan sus autores. “El suministro de vivienda no es suficiente para responder a las necesidades de la ciudad”, añaden. E. J. McMahon opina desde el Manhattan Institute que esto empieza a mermar en el crecimiento demográfico. “Cuando no eres capaz de atraer o de retener a la gente”, dice, “es una señal de que algo va mal”.