Todavía sin haber digerido la matanza racista de Búfalo, Estados Unidos sumó el martes un nombre más a la larga lista de asesinatos múltiples que ha dejado la violencia con armas de fuego en este país: Uvalde. Salvador Ramos, un joven de 18 años de esta misma localidad, irrumpió en una escuela de primaria con una pistola y un rifle de asalto semiautomático y, antes de ser abatido por la policía en el interior del recinto escolar, se cobró la vida de 19 niños y dos profesoras. En el vídeo que acompaña a esta noticia, la corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos entre 2015 y 2022, Amanda Mars, analiza cómo puede resultar tan fácil que un joven de 18 años como Salvador Ramos compre un arma en el país, cómo funciona la legislación sobre armas en los distintos Estados y qué papel juega el lobby armamentístico en esta.
El tiroteo masivo en Uvalde es la segunda mayor matanza en un colegio de Estados Unidos en la última década. La mayor fue la masacre en la escuela de primaria de Sandy Hook, en Newton (Connecticut), cuando un joven de 20 años, Adam Lanza, tras disparar a su madre, mató a 26 personas, incluidos 20 niños de entre seis y siete años. Se suicidó después. En 2018, en un instituto de Parkland (Florida), un antiguo alumno de 19 años que había sido expulsado mató a 17 personas, en su mayoría adolescentes.
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