Las rupturas en las bases de los partidos políticos tienden a alejar a las organizaciones del poder
La pregunta reina en el ambiente político. ¿Tiene posibilidad el danilismo de retener el poder en las próximas elecciones presidenciales del 2020? La interrogante ha tomado más protagonismo desde que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) sufriera una dramática división que alejó de las filas moradas al ex presidente de la República, Leonel Fernández, quien ha decidido emplear toda su fuerza y capacidad de líder para armar una coalición de organizaciones capaz de sacar del Poder Ejecutivo a sus excompañeros morados.

Con la salida de Fernández y sus seguidores, la organización de la estrella amarilla perdió su bien más preciado y clave de sus éxitos en las urnas: la unidad.

Aunque han sobrado los discursos de los fieles danilistas minimizando el efecto negativo del desprendimiento leonelista de las filas del PLD para crear la Fuerza del Pueblo, la realidad es mucho más complicada de lo que podría verse a simple vista para el partido de gobierno, que ha logrado cuatro victorias presidenciales al hilo, desde el 2004 a 2016.

Lo cierto es que, además de la división del oficialista, el desgaste por 16 años seguidos de gobierno, la unificación de la oposición política en contra de esa organización morada y el fortalecimiento de la línea crítica y de acción de oposición al partido gobernante, han ido desmontando la idea del PLD invencible que dominó por casi diez años el debate político.

El actual escenario no está para galleticas en el entorno peledeísta, que ha tenido que sumar temprano a su máxima figura, el presidente de la República, Danilo Medina, al frente de la maquinaria de campaña, de cara a las elecciones del próximo año, haciendo poco caso, o nada, a la denuncia del Partido Revolucionario Moderno (PRM) que sigue cuestionando la presencia del mandatario en los actos de campaña en diferentes municipios.

La oposición alega que esta acción de Medina va en contra de la Ley Electoral 15-19, la cual en su Artículo 196, Párrafo III, establece que: “Los funcionarios públicos que administren recursos del estado no podrán prevalerse de su cargo para desde él realizar campaña, ni proselitismo a favor de un partido o candidato”.

A esto se suma la denuncia que interpuso el movimiento cívico Somos Pueblo contra el exministro de Obras Públicas, sobre presuntas irregularidades durante su gestión, reveladas en el programa El Informe con Alicia Ortega.

Pero el activismo del mandatario podría verse como reflejo de la preocupación de un jefe de Estado que carga en sus hombros a un candidato que sufre serias descalificaciones con su discurso, pero que ha decidido emplear toda su fuerza económica, propaganda y capacidad desenfrenada como contrapeso.

¿Qué dice la historia?

Con unas bases moradas que no cuentan con la fuerza de antes por la estampida de figuras políticas claves que han seguido a su líder Leonel para formar la Fuerza del Pueblo, la ruta para encaminar a Gonzalo Castillo hacia el poder se le hace más complicada a los danilistas.

Históricamente, las rupturas en las bases de partidos políticos han alejado a las organizaciones del poder.

Sucedió por las grietas que sufrió el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) de 1973 con las profundas diferencias entre José Francisco Peña Gómez y profesor Juan Bosch, motivando a que este último adalid dejara el partido blanco para fundar el PLD, situación que pospuso la salida del poder del líder del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), Joaquín Balaguer.

Otro escenario de referencia fue el de 1986, con el mismo PRD como protagonista, que tras dos gobiernos consecutivos (1978 a 1986) no pudo retener el poder con Jacobo Majluta como candidato presidencial, producto de las pugnas internas con Salvador Jorge Blanco y José Francisco Peña Gómez que le abrieron las puertas a Balaguer para llegar nuevamente al poder.
Si la historia no falla, lo lógico es que el danilismo pierda el gobierno en un entorno político donde las voces de cambio han cobrado vitalidad
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Una oposición más fuerte

Otro aspecto que debe preocupar al PLD ha sido la unificación de la oposición política en contra de esa organización morada y el fortalecimiento de la línea crítica y de acción de oposición al partido gobernante. Leonel Fernández se ha constituido como el gran opositor del partido de gobierno con una candidatura presidencial por el Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD), que ya fue admitida por la Junta Central Electoral (JCE) luego de ser favorecida con un fallo del Tribunal Superior Electoral (TSE) que no observó ningún impedimento constitucional, ni legal para ser candidato del PTD de cara a las elecciones de 2020.
Solo resta esperar que el Tribunal Constitucional conozca la acción directa de inconstitucionalidad que habrá de marcar el curso de las aspiraciones presidenciales de Fernández, lo que definiría el futuro de un proyecto presidencial que mostró su poder en las internas del PLD cuando alcanzó cerca del millón de votos.
Por lo pronto, el entendimiento entre los leonelistas y el Partido Revolucionario Moderno (PRM) está avanzado en una primera etapa.

La Fuerza del Pueblo de Fernández y el PRM de Luis Abinader pactaron trabajar en conjunto a favor de 24 senadurías desde la coalición “Juntos Podemos”.

Esto abre la posibilidad de que estas dos fuerzas vayan aliadas si hay segunda vuelta en las elecciones presidenciales del 2020, un escenario que para muchos está garantizado.

Aunque, para los que anidan esta posibilidad, Gonzalo Castillo le ha respondido: “Qué segunda vuelta, ni segunda vuelta… Cuidado con ese ‘cambio’ que quieren vender”, expresó recientemente.

Mientras tanto, los vientos de la oposición le han tumbado el pulso al partido de gobierno en otros escenarios, como la Cámara de Diputados, donde la conformación del bloque de diputados de la Fuerza del Pueblo le restó 27 diputados.

El PLD, que hasta hace poco contaba con una matrícula de 106 diputados, ahora cuenta con 79 tras la renuncia de los legisladores que responden al ex presidente Leonel Fernández, y ya no controla en términos de mayoría absoluta esa ala del Poder Legislativo, lo que impedirá la aprobación de proyectos importantes para el Poder Ejecutivo o una posible modificación constitucional.

Como ha ocurrido en los proyectos del presupuesto complementario y el préstamo por US$90 millones para el desarrollo turístico de la Ciudad Colonial, que finalmente fue aprobado con el apoyo del PRD y otros diputados.

Beneficiado

Dentro de este panorama que ha provocado la división del PLD, al mismo tiempo la imagen de Luis Abinader ha mejorado, de acuerdo a las últimas encuestas. Pero el éxito de la oposición política para reducir las posibilidades de que el PLD retenga el poder dependerá en gran parte de que tanto Luis como Leonel, puedan minimizar los errores en este trayecto electoral y salir fortalecidos en las elecciones municipales que se celebrarán el domingo 16 de febrero del 2020, de cara a las presidenciales de mayo.

Aunque, de frente tienen a un candidato del oficialista Partido de la Liberación Dominicana que, aunque carezca de un discurso atractivo, tiene un estratega como Danilo Medina, un equipo de campaña que ha demostrado de lo que es capaz en el escenario electoral, y algo muy importante: el poder.