El domingo, Taal dejó imágenes impresionantes de rayos volcánicos atravesando una columna de humo de diez kilómetros de altura. Imágenes que marcaron el inicio de un éxodo masivo en todas las localidades circundantes. Más de 16.000 personas han dejado atrás sus casas, granjas y ganado. Además de la erupción, se teme que se produzca un tsunami, pues el volcán se encuentra dentro de un lago.
Desde que Taal se despertó, los seísmos se suceden, se han registrado un centenar en apenas 24 horas. Mientras, en pueblos y aldeas en la provincia de Batanga, los vecinos, con el rostro cubierto para protegerse de los gases tóxicos, se afanan en retirar el manto de ceniza que lo cubre todo.
La ceniza ha llegado incluso hasta la capital, Manila, a unos 60 kilómetros de distancia. Allí se han suspendido las clases y el trabajo en los centros gubernamentales. El domingo también se cancelaron cientos de vuelos, dejando varadas en los aeropuertos a miles de personas.
Taal es un volcán pequeño, pero muy activo y peligroso. En 1911, mató a 1300 personas en una erupción y a otras doscientas en 1965.