Aprovechar el poder del océano puede traer un flujo constante de electricidad limpia a nuestras ciudades. ¿Cuál será su impacto para las comunidades costeras y para el resto de nosotros?
El océano tiene mucho más poder del que imaginamos. Sus mareas y la influencia de la luna y el viento pueden proporcionar mucha energía limpia a quienes más la necesitan. Viajamos hasta la isla francesa de Ouessant, situada a 20 kilómetros al oeste de la costa de la región de La Bretaña. Allí hablamos con Denis Palluel, alcalde de la localidad. “Me llamo Denis Palluel, soy el alcalde de Ouessant, la isla más occidental de la Francia metropolitana. El ferry que te trae tarda una hora y media”.
Lejos de la red eléctrica del continente, Ouessant tiene que quemar combustible diésel bastante caro para proporcionar electricidad a sus 842 habitantes. Sin embargo, esto está a punto de cambiar. En poco más de diez años, la isla tiene previsto llegar a ser totalmente dependiente de las fuentes de energía renovables. “Nos hemos dado cuenta de que tenemos a nuestro alcance todo lo que se necesita para producir energía. Tenemos sol, como hoy, viento muy a menudo y corrientes marinas alrededor de la isla”, explica Palluel.