Cuando el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, juró por su segundo mandato el jueves ante la Corte Suprema de ese país, un grupo reducido de seguidores esperaba en la puerta saludando las noticias y agitando banderitas con poco entusiasmo.
Las enormes multitudes que se reunieron para saludarlo después de su primera jura no estaban presentes.
En los años que siguieron a la asunción de su primer mandato, la violencia y el hambre se han convertido en emblemáticos, la inflación está por las nubes y la migración de venezolanos fuera del país alcanzó niveles sin precedentes.
Venezolanos comen en un comedor social manejado por la Iglesia en las afueras de Caracas. / Meridith Kohut/ The New York Times
Maduro y su antecesor, Hugo Chávez, presidieron la caída libre de la que alguna vez fuera la nación más rica de América Latina. La economía del país continúa deshaciéndose a una velocidad alarmante. Y la reelección de Maduro el año pasado fue ampliamente denunciada por otros países como un fraude.
El aislamiento creciente de Venezuela fue evidente dentro de la Corte Suprema el jueves. Los presidentes de Bolivia, Cuba, El Salvador y Nicaragua asistieron a la ceremonia, junto con representantes de China, México y Turquía.
Sin embargo, fue notable la ausencia de los representantes de la Unión Europea y de Estados Unidos, y miembros del grupo de Lima, 13 países de América Latina, además de Canadá, que se organizaron para encontrar una solución a la crisis en Venezuela, y que, la semana pasada, anunciaron que no reconocerían la legitimidad del nuevo mandato de Maduro.
La Organización de Estados Americanos dijo el jueves que tampoco reconocería el nuevo mandato de Maduro como legítimo.
A pesar de estas denuncias y de la crisis humanitaria que enfrenta Venezuela, Maduro se embarca en un segundo término que se extenderá hasta 2025.
Venezolanos esperan ser atendidos en una clínica en San Félix, Venezuela. / Meridith Kohut/ The New York Times
Entonces, ¿cómo llegó aquí, y cómo hizo para mantenerse en el poder?
Lo que sigue responde a esas preguntas mientras Maduro inicia su segundo mandato.
1 ¿Cómo fue reelecto Maduro en esas condiciones tan desesperantes?
La reelección de Maduro en mayo de 2018 fue ampliamente criticada, con informes de coerción, engaño y fraude electoral.
Llegó al poder por primera vez en una votación apresurada luego de la muerte de Chávez en 2013, después de que el difunto líder lo había ungido como su sucesor.
Pero para la elección de 2018, la economía de Venezuela se había desplomado nuevamente como resultado de la mala administración y la corrupción, y el país ya estaba en el medio de una crisis.
A pesar de eso, los funcionarios electorales dijeron que Maduro ganó con el 68 por ciento de los votos. El estado caótico del país y la desesperación de los votantes pobres pueden haber contribuido realmente a la capacidad de Maduro de mantener el control.
Los representantes del partido de Maduro rastreaban a los votantes, a través del registro en el “Carnet de la Patria”, la tarjeta nacional de beneficios, y les prometían ayuda además de entrega de alimentos subsidiados por el estado, si lo reelegían.
Los observadores internacionales independientes no estaban disponibles, y la mano dura con las críticas, dejó a varios de ellos sin capacidad para participar. Los líderes de la oposición llamaron a boicotear la elección, y esto, sumado a la desilusión de muchos simpatizantes del gobierno de larga data, significó que la participación fue excepcionalmente baja. Menos de la mitad de los votantes del país emitieron su voto.
El sofocamiento de Maduro al disenso y sus ataques a la oposición han sido ampliamente registrados. Desde 2014, Human Rights Watch dice que ha documentado cientos de casos de maltrato a los opositores al gobierno, incluyendo al menos, 31 casos de tortura.
Más de 12.800 personas fueron arrestadas debido a lazos con las protestas contra el gobierno, de acuerdo con la organización de derechos humanos venezolana Foro Penal, que incluyen a los manifestantes, testigos y personas sacadas de sus casas sin garantías.
El jueves, los dos grupos dieron a conocer un informe con detalles de la detención y tortura de las fuerzas de inteligencia y seguridad acusadas de complotar contra el gobierno.
2 ¿Qué tan fuerte es su control del poder?
A pesar de las críticas internacionales y una crisis interna, Maduro ganó la lealtad de los militares del país, dándoles a sus líderes el control de las industrias de alimentos y el petróleo, como así también regiones rentables para la minería.
Ricardo Sánchez, 35, es integrante de la poderosa Asamblea Constituyente, una legislatura nueva creada por Maduro y que tiene la tarea de volver a redactar la Constitución del país. Dijo que el respaldo al partido fue mayor que nunca.
Nicolás Maduro durante un acto electoral en Caracas./ Meridith Kohut/ The New York Times
“Estamos convencidos que la mayoría del pueblo que votó por el presidente en mayo hoy está unida y con lealtad y disciplina para respaldar a Nicolás Maduro durante otros seis años”, afirmó.
Aunque hay señales claras de mayor descontento.
Las deserciones recientes incluyen a Christian Zerpa, un juez de la Corte Suprema y leal al gobierno desde hacía mucho tiempo. Huyó a Estados Unidos, denunciando que Maduro es incompetente y que las elecciones fueron fraudulentas.
En agosto, Maduro supuestamente fue blanco de un ataque extraño con drones. Y la administración Trump mantuvo conversaciones secretas con los oficiales militares rebeldes de Venezuela, durante el año pasado para debatir sus planes de derrocar a Maduro, de acuerdo con funcionarios estadounidenses, antes de decidir en contra de ayudar a los conspiradores.
Las sanciones internacionales y la producción de petróleo en picada han debilitado aún más la economía ya tambaleante.
Mientras la oposición del país perdió mucho poder a causa de la persecución del gobierno y el exilio forzado de algunas de sus figuras más destacadas, la elección de la semana pasada de Juan Guaidócomo nuevo presidente de la Asamblea Nacional controlada por la oposición renovó los llamamientos a derrocar a Maduro del poder.
“Vamos a representar al pueblo efectivamente”, afirmó Guaidó, “y tenemos planes de llamar al pueblo a las calles en protesta legítima”.
3 ¿Quién lo respalda todavía?
Maduro encontró algunos aliados en la región, que incluyen al presidente de Bolivia, Evo Morales, un colega socialista que asistió a la inauguración.
Seguidores de Nicolás Maduro en Caracas./ Meridith Kohut/ The New York Times
Y el nuevo presidente de izquierda de México, Andrés Manuel López Obrador, invitó a Maduro a su propia ceremonia de asunción del mando y tiene una actitud más amigable respecto de las relaciones con Venezuela, que su antecesor.
Rusia sigue siendo un aliado firme, con el presidente Vladimir V. Putin que expresó su respaldo a Maduro durante una reunión en Moscú en diciembre. Un año antes, Rusia acordó reestructurar unos 3 mil millones de dólares en préstamos para impedir que Venezuela cayera en default.
Venezuela también recibió respaldo financiero reciente de China.Luego de que Maduro visitara Beijing en septiembre, se aseguró 5 millones de dólares en préstamos.
Dentro de Venezuela, los gobernadores “chavistas” leales, conocidos por su apoyo a Chávez y sus políticas revolucionarias de izquierda, expresaron su respaldo a Maduro en una conferencia de prensa el miércoles. Héctor Rodríguez, gobernador del estado de Miranda, denunció a los críticos de Maduro y pidió a la oposición del país que “reconsidere” su crítica hacia él.
Sin embargo, hubo una condena internacional extendida a la reelección de Maduro y el respaldo de las naciones en la región está tambaleando.
La semana pasada, el Grupo de Lima presionó a Maduro para que entregue el poder a la Asamblea Nacional hasta que se pueda llamar a una nueva elección.
El jueves, Argentina dijo que había suspendido la entrada de altos funcionarios del gobierno venezolano. Paraguay rompió relaciones diplomáticas y cerró su embajada en Venezuela, y afirmó que el proceso electoral fue ilegítimo.
4 ¿Cuál es el impacto en el pueblo?
La vida cotidiana en Venezuela se ha vuelto irreconocible respecto de lo que era hasta hace unos poco años. Donde antes el gobierno construía viviendas, clínicas y escuelas para los pobres como parte de su política socialista, el pueblo ahora se encuentra sin poder cubrir las necesidades básicas.
El sistema de salud del país está colapsado, dejando a muchos sin acceso a la medicina que salva vidas. El hambre es algo común y las estanterías de las almacenes están peladas. Y no hay una sensación de que las condiciones mejoren. El Fondo Monetario Internacional anticipa que el porcentaje de inflación llegará 10 millones por ciento en 2019, y se convertirá en uno de los peores casos de hiperinflación de la historia moderna.
Más de tres millones de personas huyeron de Venezuela desde 2014, según la agencia de migración de las Naciones Unidas, estableciendo una crisis regional con la que lidian los países vecinos para poder darle respuesta.
Algunos venezolanos que permanecen en el país han llegado a su punto de quiebre.
Margarita Uzcategui, 64, quien vive en lo que era un barrio próspero de Caracas, describió la escasez de agua y los cortes de electricidad que pueden durar hasta 12 horas.
“Nunca me imaginé que tendría que vivir así”, dijo.
A la vez que dice que el gobierno le falló, tampoco confía en la oposición.
“Para mí, este es el final. Tiene que ser el final”, dijo Uzcategui. “Si ahora vivimos así, imagínese dentro de seis años más. No tendremos ni comida, ni agua, ni electricidad. Qué Dios nos ayude”.
Por Ana Vanessa Herrero y Megan Specia. c.2019 New York Times News Service