Los científicos saben que la obesidad está ligada al cáncer de próstata, pero no está claro el porqué. Esta semana los investigadores reportaron el hallazgo de una conexión sorprendente.
Cuando cualquier cáncer de próstata pierde un gen específico, se convierte en una pequeña fábrica de grasa, informó en un artículo publicado en Nature Genetics un equipo del Centro Médico Beth Israel Deaconnes en Boston.
Luego el cáncer se propaga desde la próstata, a menudo con un efecto mortal. Los tipos de cáncer de próstata que no han perdido ese gen también pueden propagarse, o hacer metástasis —por lo menos en ratones—, pero solo si tienen disponible una fuente de grasa en la dieta.
Este hallazgo sugiere que la grasa de la dieta puede sustituir la pérdida del gen, estimulando el desarrollo de cáncer de próstata. Además, según descubrió la investigación, un medicamento para tratar la obesidad que bloquea la producción de grasa puede retraer la metástasis del cáncer de próstata en ratones y evitar que se propague.
“Lo que este artículo sugiere es que la grasa o las dietas altas en grasas promueven un cáncer de próstata más agresivo”, dijo Cory Abate-Shen, directora interina del Centro Integral de Cáncer Herbert Irving de la Universidad de Columbia en Nueva York, quien no participó en la investigación.
Ahora los científicos están planeando realizar un estudio clínico en hombres con cáncer de próstata para ver si el medicamento para tratar la obesidad puede ser eficaz contra esa afección.
“Eso es realmente importante”, dijo Abate-Shen. “El cáncer de próstata agresivo es letal y por el momento no hay medicamentos que lo curen”.
Con frecuencia los tumores se quedan en la próstata y no ocasionan la muerte, pero si se propaga es letal. Aproximadamente 29.500 hombres mueren por cáncer de próstata al año en Estados Unidos. Los investigadores han estado batallando para encontrar nuevas maneras de ayudar a los pacientes con cáncer metastásico.
Los genetistas sabían que los tipos de cáncer de próstata a menudo comienzan cuando un gen protector, el PTEN, deja de funcionar. Sin embargo, los tumores en hombres que pierden el PTEN tienden a languidecer, casi nunca se propagan fuera de la próstata y es raro que sean mortales.
Sin embargo, un cáncer puede cambiar cuando un segundo gen, llamado PML, también deja de estar activo. De pronto, las células se convierten en un cáncer que se propaga y causa la muerte.
En el nuevo estudio, los investigadores encontraron que cuando se pierde el PML, las células cancerígenas —en placas de Petri y ratones— comienzan a producir grasa en exceso, lo que puede proteger a las células de ciertas moléculas tóxicas. No obstante, la grasa también puede ayudar a la propagación del cáncer, sugirieron los investigadores.