Donald Trump aprieta las tuercas al régimen de Nicolás Maduro. En un comunicado este lunes, el presidente de Estados Unidos advirtió al Gobierno chavista que tomará “fuertes y rápidas acciones económicas” si procede con la celebración de una Asamblea Nacional Constituyente convocada para el 30 de este mes.
“El domingo, el pueblo venezolano repitió de manera clara que apoyan la democracia, la libertad y la ley. Sin embargo sus acciones valientes y rotundas siguen siendo ignoradas por un líder malo que sueña con convertirse en un dictador”, afirmó Trump. El presidente también aseguró que EE UU no permanecerá quieto ante el derrumbe de Venezuela.
Las declaraciones llegan un día después de que más de siete millones de venezolanos, dentro y fuera del país, votaran en una consulta popular organizada por los líderes de la oposición, la Mesa de Unidad Democrática (MUD), para poner a prueba su apoyo entre la ciudadanía. El éxito supone un rechazo a la Asamblea planeada por Maduro para adquirir mayor control. Este lunes, Freddy Guevara, uno de los diputados y organizadores del plebiscito, anunció que la oposición utilizará el apoyo ciudadano para justificar el nombramiento de nuevos jueces al Tribunal Supremo y establecer un Gobierno de unidad nacional.
La amenaza de este lunes supone un endurecimiento del discurso de Washington ante las acciones del chavismo, que desde hace meses trata de aferrarse al poder con pequeñas concesiones como la reciente liberación del líder opositor Leopoldo López. También presiona a Maduro con una fecha límite, obligándole a proceder o retroceder con su convocatoria a la Constituyente, que le serviría para aniquilar a la oposición e imponer un mayor control.
La subida de tono de EE UU también llega tras un aparente parón en los esfuerzos multilaterales, que se vieron frustrados cuando la OEA —el órgano hemisférico más importante— fue incapaz el pasado junio de aprobar una resolución de condena contra el régimen chavista. El fracaso, que marcó la cumbre anual de la organización y a la cual no acudió el secretario de Estado, Rex Tillerson, supuso una “decepción” para EE UU, según afirmó el vicepresidente Mike Pence.
Horas antes, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, insistió en la preocupación por la crisis de Venezuela y aplaudió la participación masiva en la consulta popular del domingo organizada por los grupos opositores al presidente Nicolás Maduro. Spicer, aseguró que el éxito del plebiscito envía un “mensaje inconfundible” al régimen chavista.
“Hemos estado observando lo que ha ocurrido. Felicitamos al pueblo venezolano por la participación masiva en el referéndum del domingo”, afirmó Spicer. “Condenamos la violencia de los colectivos contra votantes inocentes así como los esfuerzos del gobierno (de Maduro) por erosionar la democracia en Venezuela”, concluyó.
En paralelo, el Departamento de Estado también difundió su propia declaración. “Las voces de millones de venezolanos no deben ser ignoradas”, escribió una portavoz, instando a los demás países de las Américas a hacer un llamamiento para que Maduro anule la convocatoria a la Constituyente.
En sus comunicados, el Gobierno de EE UU también volvió a solicitar la celebración de elecciones libres y justas en el país bolivariano, tal y como han exigido otros diplomáticos estadounidenses desde que comenzó la última ola de protestas.