Suecia soñaba con todo y despertó con más. La victoria ante México ha dinamitado el Grupo F y ha apeado del Mundial 2018 a la ‘todopoderosa’ Alemania, que ha caído humillada por Corea del Sur. La campeona del mundo en la anterior edición se despide decepcionando de Rusia y su fracaso regala la categoría de revelación a los suecos y a la Tri, que llegaron sin la responsabilidad de demostrar nada y con la valentía de lograr lo que se antojaba muy difícil.
Los goles de Augustinsson en los primeros compases de la segunda parte, de un inmenso Granqvist de penalti y en propia puerta de un abatido Álvarez hacía arder el corazón de los nórdicos ante una México descolocada y desdibujada. Los cimientos de lo logrado en la victoria ante Alemania en el primer encuentro de la Tri se tambalearon de raíz. Cuando unos miraban las calculadoras, sólo Suecia entendió que el fútbol era el idioma sobre el terreno de juego y el que mejor lo habló en el encuentro decisivo fueron los nórdicos.
Los nórdicos salieron con todo y avisaron de sus intenciones desde el primer minuto, mientras que los nervios florecieron a cada paso en las filas de la Tri
Los nórdicos salieron con todo y avisaron de sus intenciones desde el primer minuto. La primera gran ocasión llegaba con sólo 5 disputados, cuando en un balón colgado que Ochoa cogía sobre la línea, el árbitro pitaba falta al interpretar por error que la acción sucede fuera del área. Sorprendía Forsberg con un tiro directo que obligó a Ochoa a lucirse, salvando así a su equipo en los primeros compases del asedio sometido por los vikingos.
Una media chilena de Berg tras un remate de Granqvist en el minuto 10 convertía el miedo en norma para un México que parecía no esperar el acoso y derribo que planteó Suecia: presión alta y muy efectiva, recuperaciones rápidas y poco espacio para el rival. Los nervios parecían reinar en las filas de la Tri, que no conseguía imponer la tranquilidad necesaria para desarrollar su fútbol
El máximo peligro de México llegaba de las botas de Carlos Vela, buscando portería el ex de la Real Sociedad siempre desde fuera del área. La falta de acierto y los cortes de un omnipresente Granqvist frustaban, sin embargo, todos los intentos de ataque de la Tri. Ocho tiros en la primera parte, aunque ninguno de ellos permitió a Olsen demostrar sus cualidades.
Se equivocaba el colegiado Nestor Pitana al no pitar penalti tras revisar el VAR, pero el fallo impulsó a los suecos en búsqueda de su recompensa en el fondo de las redes de la portería rival
Todo lo daba Suecia, que desembarcó todas sus fuerzas contra Guillermo ‘Memo’ Ochoa. El asedio desequilibró a la selección de México y, llena de miedo, el ‘Chicharito’ acabó usando su brazo para llevarse un rechace en la propia área. Reclamaron los suecos que, tras unos instantes en los que el árbitro revisaba la jugada con el VAR, tuvieron que sobreponerse al error del colegiado al interpretar que la acción del delantero no constituía penalti.
Se equivocaba el colegiado Nestor Pitana, pero el fallo impulsó a los suecos en búsqueda de su recompensa en el fondo de las redes de la portería rival. Descolocada del partido, México trató de revertir la situación conectando a sus jugadores. Poco a poco se iba rearmando la Tri, aunque su pólvora parecía aún algo mojada. Mientras tanto, Berg y Forsberg se vestían de Ibrahimovic y lo remataban todo. Ninguno de ellos pudo emular a Ibracadabra, aunque la selección se multiplicaba y se agigantaba ante Ochoa.
Cual premio al trabajo bien hecho, los goles llegaron con el arranque de la segunda parte. La presión de los suecos atenazó a una México que aún no había tenido tiempo de dar respuesta al planteamiento sueco. Aprovechó la indecisión Augustinsson para anotar un tanto con más pasión que intención, valiéndose del poco acierto de Ochoa al tapar su remate.
Los números para octavos planeaban sobre el público y sobre el terreno de juego. Suecia seguía a lo suyo y, en un error de cálculo de Héctor Herrera en una entrada en su propia área, sacó un penalti que anotó Granqvist con un tiro imparable que entró por la escuadra.
México ya nada podía hacer más allá de mirar de reojo el Alemania-Corea del Sur y rezar para que la todopoderosa campeona del mundo siguiera atascada
Y llegaron los minutos locos. Los que han salvado in extremis a los gigantes como España y Argentina. México, sin embargo, ya nada podía hacer más allá de mirar de reojo el Alemania-Corea del Sur y rezar para que la todopoderosa campeona del mundo siguiera atascada. Con los ojos lejos del estadio de Ekaterinburgo en el que Suecia seguía creciendo, poco parecía importar que, en un ejemplo de mala fortuna, Edson Álvarez despejara el balón dentro de su propia portería. Ya nada importaba: el futuro mexicano hablaba ya en alemán.
La grada mexicana no miraba el campo: los ojos estaban puestos en sus teléfonos. El muro sueco era ya inexpugnable y sus opciones estaban con la débil Corea del Sur. Débil, sí, pero no endeble como se mostró Alemania, que acabó cayendo 2-0 ante los coreanos. El fútbol mexicano brilló en los dos primeros encuentros de la Tri; la suerte reinó, salvó e hiperventiló a una selección mexicana que ni en su peor pesadilla pensó en sufrir tanto.