El cántaro fue tantas veces a la fuente que terminó haciéndose añicos. Y la vigente campeona del Mundo, Alemania, sufrió un descalabro histórico en este Mundial de Rusia. Lo hizo después de una nueva tarde para el olvido, pero que será muy recordada, porque pocas veces se volverá a ver caer a una de las selecciones más laureadas de todos los tiempos ante Corea del Sur, que llegaba al partido casi eliminada. Por primera vez en su historia dice adiós al Mundial la selección germana en la fase de grupos y verifica así la maldición que persigue al campeón, que ha hecho que cuatro de los últimos cinco campeones hayan dicho adiós por la puerta de atrás.

Parecía que se había levantado Alemania después de vencer a Suecia. Pero en realidad solo había agotado los milagros. La heroica en este caso no fue la solución para un equipo que se creyó excesivamente superior a su rival. Le obligó Suecia a tener que lograr el triunfo, pero la presión de los resultados se llevó esta vez por delante al vigente campeón. Kim y Son, en el descuento, con Alemania volcada, provocaron la primera gran sorpresa del torneo.

El enésimo experimento de Low en este Mundial hizo aguas de nuevo, pero esta vez definitivamente. Los numerosos cambios restaron personalidad y carácter a su equipo y lo transformaron en un grupo incapaz de generar peligro sobre la portería de Corea del Sur. En un primer tiempo para olvidar, la campeona del Mundo tardó 38 minutos crear su primera ocasión, si es que así se puede considerar el pobre disparo de Hummels dentro del área.

Por tercera vez en este Mundial jugó con fuego de nuevo el combinado alemán. Ante una selección que no debería haberle hecho sombra concedió hasta tres oportunidades, a cada cual más sonrojante. Y más cuando ni mucho menos tenía los deberes hechos. La primera fue generada por Neuer, que no atrapó un disparo de Son desde la frontal. El balón cogió un efecto extraño y el portero rechazó el balón hacia el medio de la portería. Por suerte para su equipo reaccionó a tiempo para despejar el balón a córner.

Ese primer aviso hizo reflexionar al equipo alemán. De golpe el dominio que en los primeros minutos se adivinaba repleto de valentía, se convirtió en un ejercicio de prudencia en el que solo Werner y Reus se salían de la norma. Corea defendía con muchos hombres y lograba frenar las subidas de los laterales teutones con relativa comodidad.

Ozil llevó el timón del partido en esta ocasión. Mandaba Alemania hasta ser capaz de instalarse totalmente en campo contrario, sin embargo un centro lateral y un córner sin peligro fueron todas las ocasiones en media hora. El atasco era total. Sin velocidad en los últimos metros y sin claridad para dar el último pase. Un desespero tras los vividos en las dos últimas jornadas.

En el combinado asiático, que necesitaba un auténtico milagro para acceder a octavos, destacó de nuevo Son. El del Liverpool monopolizó el juego ofensivo de su equipo y él solo fue capaz de crear nerviosismo entre Sule y Hummels, los centrales de Alemania para este partido.

Nada pasaba en el partido, algo que de repente se convertía en una tumba, porque Suecia se adelantaba por dos veces ante México. De nuevo tocaba la épica alemanapara evitar una eliminación en la fase de grupos.

Goretzka y Werner lo probaron con sendos remates a los que respondió Woo, el portero coreano que se ha convertido en una de las revelaciones del Mundial. Low recurrió a sus clásicos Mario Gómez y Muller para buscar el gol que necesitaba. Pero Alemania se lo tomaba con calma. Planteó un dominio más intenso y con más riesgo, pero sin demasiada prisa. Y fueron de nuevo los coreanos lo que lograron llevar más peligro a la portería alemana.

Jugaba a la ruleta rusa la campeona del mundo ante una Corea que ya nada se jugaba en el torneo. Suecia redondeaba su triunfo con un tercer gol que permitía a Alemania clasificar con tan solo un gol, pero los nervios eran cada vez mayores y la precisión brillaba por su ausencia. Quemaba el último cartucho con Julian Brandt para inclinar el campo del todo.