FE, Reuters y Europa Press
LIMA. LIMA. El presidente peruano, Pedro Castillo, levantó un decreto de toque de queda tras el desafío generalizado en las calles, mientras se multiplicaban las protestas contra las alzas de los precios de los combustibles y los fertilizantes provocados por la guerra en Ucrania.
La orden, dada a la media noche del lunes, afectaba a unos 11 millones de peruanos que habitan en las dos provincias, de los casi 33 millones que tiene la nación andina, pese a que la protesta que comenzó hace ocho días apenas ha tenido eco en la capital.
El ministro de Defensa, José Gavidia, explicó que el gobierno decretó el toque de queda,que acabó en el último minuto de ayer, porque contaban con informes sobre posibles “movimientos y actos vandálicos generalizados”.
El lunes hubo saqueos menores en las regiones de Ica, Trujillo, Ucayali, Cajamarca y San Martín, todas ellas alejadas de la capital, donde varias tiendas de gasolineras, minisupermercados y una cervecería fueron asaltadas.
El alcalde de Lima, Jorge Muñoz, criticó ayer el estado de emergencia impuesto en la capital peruana y lamentó que esta medida de Castillo es “una muestra más” de su “incapacidad” para gobernar.
La decisión de Castillo también desató críticas de políticos aliados como Verónika Mendoza, líder de la coalición progresista Juntos por Perú, quien criticó el toque de queda como medida “arbitraria y desproporcionada”.
La provincia de Lima amaneció entre sorpresa y desconcierto de sus habitantes en las primeras horas del toque de queda, medida que la Defensoría del Pueblo tachó de inconstitucional, un hecho “absolutamente desproporcionado en relación a los hechos de protesta social registrado en Lima y Callao”.
Aunque la medida afectó a unas 10 millones de personas de las dos provincias, excepto a los trabajadores de actividades esenciales, al amanecer de numerosos ciudadanos se mostraron sorprendidos y se reunieron en paraderos.
Sin embargo, el toque de queda desencadenó una nueva crisis para el gobierno de Castillo, ya que miles de personas salieron a la calle para desafiarlo. El gobierno lo acortó poco después de las cinco de la tarde hora local.