Reuters

MOSCÚ. Rusia ha dado un inédito paso de utilizar los derechos de propiedad intelectual como táctica de guerra para defenderse de las sanciones internacionales que implican el retiro de decenas de empresas occidentales del país.

El Kremlin emitió un decreto para que las empresas de Rusia ya no estén obligadas a compensar a los propietarios de patentes, modelos de utilidad y diseños industriales de países “enemigos”.

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Esto significa que las empresas rusas pueden utilizar la propiedad intelectual, como invenciones patentadas o diseños de moda, sin tener que pagar ni solicitar el consentimiento de los titulares de los derechos. Las empresas afectadas no pueden hacer valer sus patentes y diseños contra los imitadores rusos.

Esto legaliza efectivamente la piratería intelectual en un país ya conocido por no proteger adecuadamente los activos intangibles. El año pasado, Rusia se agregó a una “lista de vigilancia prioritaria” del gobierno estadounidense de países que no protegen suficientemente las propiedades intelectuales de EU.

La medida de Vladimir Putin es una reacción a las sanciones económicas de Occidente y la suspensión de los privilegios comerciales de Rusia. También es una respuesta a las decisiones de muchas empresas multinacionales de dejar de hacer negocios con empresas rusas .

La suspensión de los derechos de propiedad intelectual como arma económica en el contexto de un conflicto no tiene precedentes, al menos en las últimas décadas. Los ejemplos históricos se remontan a la Primera Guerra Mundial, cuando Estados Unidos introdujo la Ley de Comercio con el Enemigo. Este acto confiscó los derechos de autor y las patentes de países enemigos, incluida la patente de la aspirina, un famoso invento alemán.

Después de la guerra, la marca Aspirina propiedad de la compañía farmacéutica alemana Bayer fue entregada a EU, Francia, Reino Unido y Rusia , como parte de las reparaciones de guerra de Alemania acordadas en el Tratado de Versalles.

Los funcionarios de Rusia han insinuado que pronto se restringirán otros derechos de propiedad intelectual de los países occidentales, incluidos el software y las marcas registradas. Esto podría permitir a los empresarios locales apropiarse y explotar, sin permiso y de forma gratuita, marcas como McDonald’s. Una cadena de restaurantes de Rusia incluso adoptó recientemente, y solicitó registrarse localmente, un logotipo muy similar a los famosos arcos dorados.

Ucrania, por su parte, no ha permanecido inactiva en esta batalla por la propiedad intelectual. Su ministerio de defensa pirateó y filtró recientemente documentos confidenciales que afirmaba haber tomado de una central nuclear de Rusia .

La suspensión de Rusia de patentes propiedad de empresas occidentales puede violar los tratados internacionales que protegen estos activos a nivel mundial. Todos los países de la Organización Mundial del Comercio (OMC) deben res-petar estas leyes y garantizar que las empresas extranjeras puedan hacer valer los derechos de propiedad intelectual contra los imitadores.

Los países perjudicados por la medida Rusia pueden llevar a Rusia ante un tribunal de la OMC y pedir que se impongan sanciones adicionales. Esto volvería a afectar a las empresas rusas, especialmente a las que dependen de marcas y tecnología patentada, así como al sector de la industria creativa.