A finales de 2017, la retórica belicista entre Pyongyang, Seúl y Washington creaba la impresión de una guerra inminente.

Cuando quedan solo dos meses y medio para que se termine el 2018, la situación no solo ha dado un giro inesperado hacia un camino de paz, sino que también adquirió un ritmo político y diplomático sorprendente, señala Alexandr Vorontsov, jefe del departamento de Corea en el Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias rusa, en un artículo publicado por el Club Valdái.

La ‘diplomacia de las cumbres’ se convirtió en la marca registrada de la normalización coreana.

Con tres cumbres Pyongyang-Seúl, tres reuniones entre los líderes norcoreano y chino, la histórica primera reunión de Kim Jong-un y Donald Trump con sus eventuales sucesores, y la posible reunión entre Kim y Putin, constituyen “un fenómeno sin precedentes de una intensa actividad diplomática al más alto nivel”.

“De lograrse los objetivos de una paz duradera y desnuclearización, se podrá hablar de las bases para una estructura de relaciones internacionales totalmente nueva en la península Coreana y el Noreste Asiático”, opina Vorontsov.

El avance intercoreano

El experto destaca la importancia de la declaración de Pyongyang, firmada durante la visita del presidente surcoreano Moon Jae-in a la capital de Corea del Norte en septiembre pasado.

Además de una plétora de acuerdos pactados, entre ellos el muy importante acuerdo sobre las actividades militares, se hizo evidente un fuerte apego a la idea de la solidaridad intercoreana.

“Seúl y Pyongyang, con más determinación que nunca, acentuaron las prioridades de soberanía y autodeterminación de la nación coreana y la intención de resolver sus asuntos nacionales por cuenta propia”, afirma el autor.

Una prueba de esto fue la firma del acuerdo militar: la parte surcoreana no informó a sus aliados estadounidenses sobre estos planes, incluso a los desplegados en el territorio de Corea del Sur.

Al compartir sus impresiones sobre la visita a Pyongyang en septiembre, Vorontsov destaca “un optimismo claro” de sus interlocutores: los analistas políticos de las dos Coreas.

En particular, al hablar de las iniciativas económicas y de infraestructura pactadas por Kim y Moon a pesar del régimen de las sanciones vigente contra Corea del Norte, los politólogos coreanos expresaron la esperanza de que bajo el actual mandato del presidente surcoreano Moon Jae-in, se pueda “mantener bajo control a los nacionalistas” y lograr una mayor autonomía de Seúl en su política hacia Pyongyang sin depender tanto de la opinión de la Casa Blanca.

EEUU, ¿dejado de lado?

El rápido progreso diplomático en la península Coreana habría tomado por sorpresa y hasta alertado a Washington, opina el experto ruso.

La política de EEUU desde el inicio demostró enfoques poco compatibles. Por un lado, después de la cumbre Trump-Kim en Singapur el presidente de EEUU continuó sus elogios personales hacia el líder norcoreano.

Por otro lado, la posición oficial de la Casa Blanca no cambió para nada y sigue priorizando la máxima presióncontra Corea del Norte hasta que no acepte un desnuclearización total e irreversible.

“Pero Pyongyang dejó en claro que planea llevar a cabo su desnuclearización solo de una manera gradual y sincronizada con las concesiones por parte de Washington, acumulando confianza mutua“, explica Vorontsov.

Y es más, Kim no está solo en este enfoque. Primero, Rusia y China, ahora Seúl, y hasta algunos países europeos ya están hablando de la incoherencia actual entre la línea de máxima presión y la mejora evidente que atraviesa la situación política y militar de la península.

De esto se habló en la Asamblea General de la ONU, donde Rusia y China plantearon el levantamiento progresivo de las sanciones internacionales contra Corea del Norte.

Opinión: Pacificación de la península coreana: desmilitarización con primacía geoeconómica

Asimismo, “EEUU se encuentra en una soledad estratégica con su enfoque”. En estas circunstancias, la inesperada cancelación de la visita del secretario de Estado Mike Pompeo, o mejor dicho, su retraso hasta que se haya celebrado la cumbre intercoreana, podría ser una señal de la revisión de la política de Washington.

Aunque los detalles sobre las más recientes negociaciones de Pompeo con Kim son escasos, se sabe sobre los planes de crear grupos de trabajo conjuntos para elaborar y poner en práctica las medidas concretas para la desnuclearización.

“Es probable que Trump haya hecho las conclusiones necesarias y se haya ‘esforzado’ para escuchar las exigencias de Pyongyang sobre unos pasos recíprocos”, valora el experto.

En caso de hacerse realidad las suposiciones de los politólogos, será posible crear un nuevo modelo de relaciones entre las dos Coreas, y también habrá un cambio considerable de las relaciones entre Corea del Sur y Estados Unidos.

Tampoco se puede descartar la revisión del sistema de las relaciones internacionales alrededor de la península Coreana, donde el factor interno coreano tendrá un mayor peso y, más importante, una mayor autonomía, concluye el experto.