Hasta este momento y en todos los artículos anteriores había tratado de dejar fuera mis asuntos personales, pues consideré que era algo muy mío para ser interesante para nadie más. Pero para poder contar lo que aprendí en mi tercer viaje y como lo aprendí, tengo que compartir un poco de mi vida privada.
Para hacerles un recuento rápido, en mi primer viaje conocí a una joven, en mi segundo viaje nos comprometimos y este tercer viaje era para conocernos mejor, junto a la familia, con planes de casarnos para fines del año 2000, que era justo cuando esperaba terminar mi maestría.
Este tercer viaje comenzó en Julio del año 2000 para pasar 21 días en Egipto, conocer más de la cultura, costumbres y también aprovechar y ver más de ese maravilloso país Árabe. El plan era hospedarme en la casa de mi amigo, hermano de mi novia y fue ahí donde en realidad comencé a aprender de la cultura. Aunque mi amigo no es el típico Egipcio, pues era de clase media alta y además actor y director de cine y teatro, lo que lo coloca en un grupo aún más selecto. Pero era una buena medida para mi pues teníamos similar educación y criados por familias similares. Yo siempre he sido muy quisquilloso para comer, por lo que no hubo que esperar mucho para comenzar a aprender. Los Árabes en general le dan mucha importancia a la comida pues es ahí donde la familia se junta y donde comparten sus vidas, algo muy similar a lo que hacíamos en RD cuando yo estaba creciendo. Es ahí también donde hacen gala de su generosidad.
Yo hacía un tiempo que era vegetariano y no se por qué tenía en mi mente que por esos lados se comían muchos vegetales y no se me ocurrió hacer mucho hincapié en eso. Grave error… frente a mi estaba una mesa suntuosa llena de platos con comida apilada en montañas que hubieran hecho lagrimar a cualquier camionero. Repollo relleno (niño envuelto como le llaman en RD) con carne, hojas de parra rellenos, con carne, zucchini (calabacín), tomates y ajíes rellenos con carne, pastelón de macarrones al horno con carne, quipes y empanaditas con carne, y además carne de cordero, pato y hasta paloma…… Gracias a Dios el arroz con pasas y almendras no tenía carne de no ser así hubiese pasado hambre en mi primera comida familiar. Suerte para mí que también tenían sopa de tomate con crema y guineos.
Las cosas se pusieron un poco tensas porque para ellos, en su cultura, que comas bien y de todo, es muy importante pues así ellos demuestran su generosidad y su estatus, cuando un árabe te invita, ordena comida para doce personas habiendo sólo cuatro personas.
La preocupación de ellos por no verme servir del manjar que ellos habían preparado estaba por convertirse en un conflicto bélico, la mamá tratando de que me sirviera algunas de las cosas que ella con tanto amor había preparado y yo concentrado en mi arroz y sopa. Pero en ese momento hice algo que era muy normal para mi (no sé si es algo que hacen muchos dominicanos) pero lo aprendí de mi papá y nunca pensé que era extraño.
Me serví el arroz en un plato hondo le puse la sopa de tomates arriba, pele un guineo y lo deposite en el mismo plato, en ese momento todas sus preocupaciones y todas sus insistencias cesaron como por arte de magia y fue suplantado por caras de asombro con platos suspendidos en medio del aire. Después de eso me pasé treinta minutos explicando entre carcajadas y comentarios jocosos las diferencias en los hábitos alimenticios de los dominicanos y que en mi caso siempre me había gustado el sabor dulzón del guineo con la comida. Les explicaba como sobrevivía siendo vegetariano ya que en RD consideramos la carne o pollo el plato principal y generalmente la compaña, que son los otros platos, no tienen carne o pollo y por esa razón siempre encontraba que comer.
El choque causado por verme comer el guineo con la comida desde el mismo plato es una anécdota legendaria que aún hoy en día la cuentan en Egipto con mucho asombro.
El egipcio come más con las manos de lo que yo estoy acostumbrado. El buen dominicano coge su muslo de pollo con la mano, unas costillitas, tal vez pellizque un pescado y si es parado en una fritura hasta su longaniza, pero generalmente en la mesa de ahí no pasa. El egipcio come con un pan parecido al pan pita, pero sin levadura y de trigo integral, con este se ayudan para recoger cualquier comida con salsa que tengan en el plato y solo usan la mano derecha para tocar la comida o llevársela a la boca. Yo particularmente trato de no ponerle la mano a ninguna comida, ni a la pizza y en mis tiempos de juventud cuando solía comer carne y pollo, era conocido en la familia como el cirujano pues deshuesaba con tenedor y cuchillo hasta los muslos de pollo. Así me sentí que estábamos en el mismo plano con ellos devorando con sus manos palomas rostizadas hasta los huesos y yo comiendo mi guineo con la sopa y arroz.
Luego en la tarde salí con Dolly, mi novia, a dar una vuelta en su carro por la ciudad y recorrer las avenidas que bordean el rio Nilo. En ese paseo conversábamos del futuro y nuestras intenciones de vivir en USA, de ahí la conversación paso a las relaciones de egipcios con extranjeros, pues es algo poco común y para las mujeres es mas raro pues las familias pocas veces aceptan esas relaciones.
Ella me explicaba que en el caso de un hombre egipcio que se casaba con una extranjera, ella recibía la nacionalidad egipcia a los tres (3) años, pero si un hombre extranjero se casa con una egipcia, como sería nuestro caso, nunca tendría la ciudadanía egipcia tan solo residencia por tres años renovable. Esto pasaba porque para los egipcios el hombre es el que transfiere a sus hijos la nacionalidad y no las mujeres. Nuestros hijos aún si nacieran en Egipto no serían egipcios y los tendríamos que llevar a la Embajada Dominicana para declararlos como dominicano/a. Me pareció jocoso porque no teníamos Embajada en Egipto en esa época y tendríamos que ir con el bebe recién nacido a España para declararlo como dominicano, pero no podría porque no me podía llevar a un bebe sin documentos a España. Suerte que eso era sólo un pensamiento.
Dolly me contó la historia de uno de sus compañeros de escuela y amigo de toda su vida. El joven nacido en Egipto de padre pakistaní y madre egipcia, se educó en Egipto desde pre-primaria hasta graduado de la universidad, sólo hablaba Árabe e Inglés. Su padre murió cuando el era adolecente y ya cuando era grande y trabajando para una empresa egipcia su madre muere. Como ya el no tenía un familiar inmediato con nacionalidad egipcia, tan pronto enterró a su madre fue notificado que tenía un mes para salir del país, pues el era pakistaní y solo podía entrar a Egipto como turista. El joven se fue a Pakistán donde tendría que comenzar otra vida sin amigos y con familia que no conocía.
Nosotros estamos muy mal acostumbrados a las leyes migratorias de países como el nuestro o USA que fueron constituidas con la idea de aumentar la población. Tal vez es tiempo que replanteemos nuestras leyes de inmigración y derecho de nacionalidad por mero nacimiento en el territorio para evitar la presente invasión. Tal vez debemos copiar las leyes de Inglaterra o Egipto que sólo concede nacionalidad a los hijos de padres nacionales. Por otro lado si USA adopta algo así se queda vacío.
Hugo Bello
Artista. Diseñador. Fotógrafo. Educador
El autor vivió en Egipto y Omán durante 17 años y visitó frecuentemente a los Emiratos Árabes Unidos por placer y trabajo. Fue un diplomático del 2002 al 2004 asignado a Egipto. Luego se dedicó a exponer sus pinturasen exhibiciones individuales en Cairo y a ejercer la Docencia en Port Said American School en Cairo, Colleges of Applied Scicences y Dhofar University en Omán.
Nació y se crió en la República Dominicana hasta 1987 cuando se traslada a Estados Unidos para continuar sus estudios y residir allí, regresa por un período al final de los años 90, se fue al Medio Oriente vía NY y ahora regresa después de 20 años de ausencia.
Tiene un grado técnico en Ilustración y Bellas Artesde la Escuela de Diseño Altos de Chavón, una Licenciatura en Estudios de Arte de la Universidad de South Florida y un Máster en Diseño Industrial de Pratt Institute en NY.