En unas cavernas de sal a casi un kilómetro bajo la superficie, en las costas de Texas y Luisiana, EE.UU. guarda uno de sus mayores tesoros para tiempos turbulentos: millones y millones de barriles de petróleo.

No se trata de nuevos yacimientos ni de pozos explorados o por explorar.

De hecho, el crudo fue llevado hasta allí y se conserva meticulosamente año tras año.

Es la Reserva Estratégica de Petróleo de Estados Unidos, el mayor depósito de crudo para situaciones de emergencia que existe en el mundo y que, por estos días, vuelve a mostrar su importancia.

“Con motivo del ataque a Arabia Saudita, que puede tener un impacto en los precios del petróleo, autoricé la liberación de petróleo de la Reserva Estratégica, si es necesario, en una cantidad por determinar suficiente para mantener los mercados bien abastecidos”, escribió en Twitter.

El pasado sábado, un ataque coordinado con drones afectó instalaciones de la petrolera Aramco, la mayor del mundo, lo que la llevó a cortar en más de la mitad su producción.

La inesperada reducción en un país que exporta el 5% del crudo que se consume en todo el planeta puso en estado de nervios a los mercados y disparó en más del 10% el precio mundial del petróleo.

La incertidumbre generó una caída de más de 165 puntos del índice industrial Dow Jones, ante los temores de que la subida de los precios pudiera mantenerse pese a las promesas de la OPEP y Rusia de aumentar la producción.

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Image captionLos precios del petróleo subieron este lunes y los índices de la bolsa bajaron.

De ahí que la decisión de Trump de recurrir en caso de necesidad a los fondos petroleros almacenados en las costas del Golfo de México fue vista no solo como una estrategia para contener un potencial aumento del combustible, sino también para calmar a los mercados.

Pero ¿qué en qué consisten estas reservas y por qué son tan importantes para Estados Unidos?

Un país y su petróleo

El origen de las reservas hay que buscarlo en otra crisis que también tuvo su origen en el Golfo Pérsico, según explica a BBC Mundo Jorge Piñón, director del Programa de Energía de América Latina y el Caribe en la Universidad de Texas.

Entonces, en 1973, no fue un atentado lo que casi deja a EE.UU. sin petróleo.

“Lo que ocurrió fue que los países árabes bloquearon la exportación de crudo a Occidente por el apoyo que Estados Unidos y otros le estaba dando a Israel. Esto conllevó a una situación muy delicada, dada la dependencia de Estados Unidos del petróleo”, recuerda Piñón.

Guerra del Yom Kipur de 1973.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEl embargo fue resultado de la Guerra del Yom Kipur de 1973.

En octubre de 1973 Siria y Egipto se habían visto enfrascados en la llamada Guerra del Yom Kipur contra Israel, en la que los judíos recibieron apoyo de Estados Unidos y de otras naciones, como Holanda.

Los países árabes, en represalia, decidieron cortar sus exportaciones a Occidente.

La guerra duró solo tres semanas, pero el embargo se prolongó hasta marzo de 1974, lo que provocó que los precios del crudo se cuadruplicaran en todo el mundo: pasaron de alrededor de US$3 a casi US$12 por barril.

Fue, según los historiadores, la primera crisis mundial del petróleo.

La economía global sufrió un duro golpe y Estados Unidos no escapó.

La vida se volvió caótica en las emergentes ciudades que habían comenzado a nacer tras la II Guerra Mundial: millones de personas necesitaban hacer filas en las gasolineras y buena parte de la infraestructura industrial estadounidense, basada en la premisa de combustible barato, empezó a verse amenazada.

Los impactos se sintieron hasta muchos años después y en 1975, tres días antes de Navidad, el entonces presidente Gerald Ford firmó una ley para crear el primer depósito de emergencia de petróleo crudo de EE.UU. para casos excepcionales.

Nacía así Reserva Estratégica cuya importancia desde ese entonces fue tal que solo el presidente de Estados Unidos tiene la potestad de autorizar el uso de petróleo que allí se conserva.

En el Golfo de México

Según explica Piñón, la reserva se almacena en cuatro lugares en el Golfo de México, cada uno ubicado cerca de un importante centro de refinación y procesamiento petroquímico.

Están localizados cerca de Freeport y Winnie, en Texas, y en las afuera de Lake Charles y Baton Rouge, en Luisiana.

“Son una especie de cavernas artificiales creadas en domos de sal debajo de la superficie”, comenta.

Los inmensos almacenes compuestos cada uno de una red de cavernas fueron situados entre 500 y 1.000 metros bajo el nivel del mar, lo que hace que sea más económico guardar el petróleo en tanques en la superficie y, también, más seguro: la composición química de la sal y la presión evitan que se filtre el petróleo.

Cada caverna tiene una dimensión promedio de 60 metros de diámetro y una capacidad para albergar de 6 millones a 37 millones de barriles cada una.

De acuerdo con datos del Departamento de Energía de Estados Unidos, actualmente estos almacenes cuentan con 645 millones de barriles en su interior, aunque el máximo de su capacidad de almacenamiento es algo mayor: 713.5 millones.

Según datos oficiales, los estadounidenses utilizaron en promedio 20,5 millones de barriles de petróleo por día en 2018, lo que significa que las reservas podrían mantener al país funcionado por aproximadamente 31 días.

Sin embargo, una vez que el presidente autoriza su uso, el petróleo de las reservas puede tardar hasta 13 semanas en llegar a los mercados.

Reservas ¿(d)eficientes?

Hasta ahora los presidentes de Estados Unidos han autorizado el uso de las reservas en escasas ocasiones.

La última de ellas tuvo lugar en 2011, cuando los levantamientos de la Primavera Árabe llevaron a los Estados miembros de la Agencia Internacional de Energía a liberar un total combinado de 60 millones de barriles para paliar la interrupción del suministro global petrolero.

Antes, en 2005, también se ordenó su uso luego de que el huracán Katrina devastara la infraestructura petrolera de EE.UU. a lo largo del Golfo de México.

Su primer uso tuvo lugar en 1991, cuando Estados Unidos atacó a Irak en la Operación Tormenta del Desierto.

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Image captionLa sal y la presión de la tierra hacen que la estructura sea más segura.

Sin embargo, la utilidad de mantener unas reservsa tan grande en un momento en que la producción de energía de Estados Unidos está en auge ha sido cuestionada en los últimos años.

EE.UU. es actualmente el mayor productor de petróleo crudo en el mundo. Producimos 12 millones de barriles diarios, comparados con 11 millones de Rusia con y con 10 Arabia Saudita. Entonces, esto ha llevado a que algunos cuestionen si se deben mantener las reservas”, indica Piñón.

Un informe de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno de 2014 sugirió deshacerse de ese petróleo para disminuir los precios de los combustibles y, en 2017, el gobierno de Trump barajó como posibilidad la venta de la mitad de las reservas para ayudar a abordar el déficit federal.

Sin embargo, un tema que ha hecho replantearse esa idea es que el país todavía necesita importar crudo: un promedio de 9 millones de barriles cada día.

“El tema es que aunque EE.UU. produzca ahora gran parte del petróleo que consume, sigue importando petróleo crudo y eso nos enfrenta a posibles riesgos, incluso algunos que uno no se imagina como esto que acaba de pasar con los drones, que es una amenaza totalmente nueva”, señala Piñón.