Unos 6.000 kilos de marihuana decomisados por policías argentinos se almacenaban en el depósito judicial de la localidad bonaerense de Pilar. Pero en el último recuento habían desaparecido 540 kilos. Los policías a cargo negaron cualquier responsabilidad y señalaron que la marihuana podía haber sido “comida por las ratas”. La hipótesis no ha convencido a la Justicia, que acaba de imputar a tres comisarios por infringir la ley de estupefacientes. Los policías son investigados también por Asuntos internos, aunque no se han tomado por ahora medidas disciplinarias contra ellos “a la espera de que presten declaración en la causa”, según informaron a EL PAÍS desde el Ministerio de Seguridad.

Los peritos judiciales no encontraron rastros de una invasión de roedores en el depósito, donde la droga llevaba guardada cerca de dos años. “Si hubiera habido ratas habría evidencias contudentes: heces, orina, envoltorios rasgados, restos en el piso”, explica una veterinaria. “La marihuana es tóxica para el animal, en esas cantidades estarían muertas”, asegura.

Las alarmas saltaron hace un año, cuando hubo un relevo en la cúpula de la Delegación departamental de Pilar, una ciudad a 50 kilómetros de Buenos Aires. Por protocolo, con el traspaso de mando se firma el recibo del cargo, en el que se deja constancia de todo lo que queda en manos del sucesor. El nuevo comisario, Emilio Portero, detectó inconsistencias entre la cantidad de droga incautada y la que estaba en el depósito y lo denunció al juzgado y a la división de Asuntos internos de la policía, según reveló Ámbito Financiero.

El juez ordenó a la Gendarmería allanar el edificio y se confirmaron las sospechas del comisario: de los 6.000 kilogramos de marihuana incautados había sólo 5.460. El anterior jefe policial, Javier Specia, permaneció tan sólo un mes al frente de la delegación Departamental que traspasó a Portero.

Los imputados deben presentarse a declarar ante el juez el próximo 4 de mayo. Hasta ahora siguen en sus puestos.