BRASILIA, Brasil. La estatal Petrobras, un gigante en recuperación que protagonizó el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil, se encuentra nuevamente en el ojo del huracán tras una huelga que dejó al gobierno contra las cuerdas y llevó a la renuncia del presidente de la compañía.
¿Qué es Petrobras?
Algunos años después, se convirtió en un símbolo de la pujanza económica de Brasil.
Con el boom de las commodities, que coincidió con los gobiernos de izquierdas de Lula da Silva (2003-2010) y el primer mandato de Dilma Rousseff (2011-2014), Petrobras soñó a lo grande, especialmente después del descubrimiento en 2007 del presal, los yacimientos en aguas ultraprofundas que actualmente proveen casi el 50% de su producción.
Hoy, Petrobras tiene cerca de 63 mil empleados, con una producción de 2.8 millones de barriles por día.
Centro de la corrupción
Pero a partir de 2014, las cosas empezaron a desandar para la joya de la corona brasileña.
Además del fin del ciclo favorable para las materias primas -que derrumbó el precio mundial del petróleo- y la crisis económica doméstica, Petrobras se vio involucrada en el mayor escándalo de corrupción de la historia del país, que lastró su imagen y sus finanzas.
La operación “Lava Jato” develó un gigantesco esquema de desvíos orquestado entre políticos, empresarios y dirigentes de Petrobras para amañar contratos con la estatal a cambio de millonarios sobornos.
El caso obligó a la petrolera a depreciar sus activos y pasar a pérdida más de 2.000 millones de dólares en su balance de 2014.
Política de Parente
A partir de 2016, cuando el presidente Michel Temer accedió al poder tras el impeachment de Dilma Rousseff, colocó al ingeniero y exministro de Planificación y de Minas y Energía Pedro Parente al frente de la estatal.
Parente impulsó una reducción y reestructuración de la deuda, un programa de desinversiones y cambió la política de precios.
Pese a que cerró 2017 con un rojo de 446 millones de reales (139.7 millones de dólares al cambio promedio de ese año) -el cuarto año consecutivo con pérdidas- la nueva gerencia de la estatal había despertado optimismo en los mercados, que le devolvieron en mayo el puesto de empresa de mayor valor en la bolsa de Sao Paulo.
A contramano de lo que ocurría durante los gobiernos de Rousseff, cuando los precios del combustible eran controlados y no acompañaban las fluctuaciones del mercado internacional, Petrobras adoptó la práctica de ajustes periódicos, que a partir del año pasado pasaron a ser prácticamente diarios.
El reflejo de los precios del mercado internacional, entre otros factores, disparó el valor de los combustibles y esto fue la gota que colmó el vaso de los camioneros, que aseguraban no poder trabajar sin poder prever el precio del diésel y organizaron una huelga de varios días que dejó al país al borde del desabastecimiento.
La paralización reavivó la discusión sobre la política de precios de Petrobras entre miembros del gobierno, legisladores e incluso pre-candidatos a las elecciones de octubre.
Parente renunció este viernes alegando que ya no tenía cómo contribuir con el actual escenario.