Cómo influyen los genes en nuestra orientación sexual? La pregunta ha sido motivo de controversia desde hace mucho.
Un nuevo estudio ambicioso —el más grande que se haya realizado con el fin de analizar la genética del comportamiento homosexual— halló que la genética sí es un factor, responsable quizá de un tercio de la influencia respecto a si alguien tiene sexo homosexual. Dicha influencia no proviene de un solo gen, sino de muchos, cada uno con un pequeño efecto —el resto de la explicación incluye factores sociales o medioambientales— por lo que resulta imposible predecir la orientación sexual de una persona mediante sus genes.
“Espero que la ciencia pueda usarse para educar a la gente un poco más acerca de lo natural y normal que es el comportamiento homosexual”, dijo Benjamin Neale, genetista del Instituto Broad del Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad de Harvard, así como uno de los principales investigadores del equipo internacional.
“Está escrito en nuestros genes y es parte de nuestro entorno. Esto es parte de nuestra especie y de quiénes somos”.
El estudio de casi medio millón de personas, financiado por los Institutos Nacionales de Salud y otras agencias, halló diferencias en los detalles genéticos del comportamiento homosexual de mujeres y hombres. La investigación también indica que la genética del comportamiento homosexual tiene cierta correlación con genes involucrados en algunos problemas de salud mental y rasgos de la personalidad, aunque los autores dijeron que la coincidencia simplemente podría reflejar el estrés del incesante prejuicio de la sociedad.
Incluso antes de su publicación el 29 de agosto en la revista Science, el estudio ha generado debate y preocupación, también dentro del renombrado Instituto Broad. Varios científicos que son parte de la comunidad LGBTQ y que trabajan ahí dijeron que les preocupa que los hallazgos pudieran darles municiones a las personas que quieren usar la ciencia para alimentar prejuicios y discriminación contra las personas homosexuales.
Una preocupación es que la evidencia acerca de que los genes influyen en el comportamiento homosexual podría provocar que los activistas que se oponen a las personas homosexuales hagan un llamado a favor de la modificación genética o la selección embrionaria, aunque eso sería técnicamente imposible. Otro temor es que la evidencia acerca de que los genes solo tienen un papel parcial pueda animar a la gente que insiste en que ser homosexual es una decisión y que defiende tácticas como la terapia de conversión.
“No estoy nada de acuerdo con publicar esto”, dijo Steven Reilly, un genetista e investigador posdoctoral que está en el comité directivo del grupo de afinidad LGBTQ del instituto, Out@Broad.
“Parece ser algo que podría malinterpretarse fácilmente”, dijo. “En un mundo sin discriminación, entender el comportamiento humano es un objetivo noble, pero no vivimos en ese mundo”.
Neale dijo que el equipo, que incluyó a psicólogos y sociólogos, usó sugerencias de esos colegas y grupos LGBTQ externos para precisar la redacción y hacer énfasis en las salvedades.
“Definitivamente, escuché de gente que preguntaba por qué estaban llevando a cabo esa publicación, así que hubo un poco de rechazo”, dijo Neale, que se identifica como hombre homosexual. “Personalmente, aún me preocupa que deliberadamente se use de manera indebida para impulsar agendas de odio, pero creo que eran importantes el tipo de enfoque proactivo que hemos adoptado al respecto y muchos de los aspectos de participación de la comunidad que hemos probado”.
De cierta manera, el rango de opiniones de los científicos que también se identifican como personas LGBTQ enfatiza un hallazgo central del estudio: la homosexualidad es un tema complicado.
El estudio analizó los datos genéticos de 408.000 personas de una enorme base de datos británica, el UK Biobank. Entre los años 2006 y 2010, estas personas respondieron preguntas exhaustivas sobre el comportamiento y la salud, cuando su edad oscilaba entre los 40 y los 69 años. Los investigadores también usaron datos de casi 70.000 clientes del servicio de pruebas genéticas 23andMe, que tenían en promedio 51 años, en su mayoría eran estadounidenses y habían respondido las preguntas de una encuesta sobre orientación sexual. Todos tenían ascendencia europea blanca, uno de varios factores que, según advierten los autores, limitan el carácter generalizado del estudio. Las personas trans no fueron incluidas.
Los investigadores se enfocaron principalmente en respuestas a una pregunta: si alguien había tenido relaciones sexuales con una pareja del mismo sexo, incluso una sola vez.
Un porcentaje mucho más alto de la muestra de 23andMe —alrededor del 19 por ciento en comparación con casi el tres por ciento de la muestra de UK Biobank— informaron haber tenido una experiencia homosexual, una diferencia posiblemente relacionada con factores culturales o porque la encuesta de orientación sexual de 23andMe quizá atrajo a más participantes LGBTQ.
A pesar de sus limitaciones, la investigación fue mucho más grande y más variada que estudios previos, los cuales generalmente se enfocaban en hombres homosexuales, a menudo los que eran gemelos o estaban relacionados de alguna otra manera.
Podría haber miles de genes que influyen en el comportamiento homosexual y cada uno desempeña un pequeño papel, consideran los científicos. El nuevo estudio halló que todos los efectos genéticos probablemente conformaban alrededor del 32 por ciento de si alguien tendrá sexo homosexual.