Para pagar los 3.000 euros de multa que le han caído, el panadero francés Cédric Vaivre va a tener que vender muchas, pero que muchas baguettes. Pero el problema es precisamente ese, que ha trabajado demasiado. La penalización le ha sido impuesta por no respetar un decreto de la prefectura que obliga a los panaderos de la región de Aube, a unos 200 kilómetros al sureste de París, a cerrar al menos un día a la semana. La pequeña comunidad de Lusigny-sur-Barse donde vive el panadero sancionado se ha movilizado para reunir firmas en su apoyo. Pero no todos tienen claro que se trate de una injusticia.
En el pasado, Vaivre obtuvo un permiso especial para poder ignorar el decreto oficial durante el verano, puesto que su panadería está situada en un punto de paso hacia una zona de lagos en un parque natural que durante los meses de julio y agosto se llena de turistas. El panadero argumentaba que mantener su negocio abierto los siete días de la semana le generaba unas ventas que le permitían llegar hasta fin de año. Sin embargo, en 2017 el permiso no le fue renovado. Aun así, Vaivre decidió seguir trabajando toda la semana durante el periodo estival. Ahora, le ha llegado la multa, que el panadero considera “demasiado dura” y que espera poder reducir con apoyo de su comunidad.
“Somos una pequeña comunidad rural, donde no hay mucha competencia. Dejemos trabajar entonces a la gente cuando los visitantes esperan este tipo de servicios”, explica el alcalde
Esta, según la cadena TF1, se ha volcado con el comerciante. “Me parece aberrante que se penalice a gente que se pone a disposición de las personas. No es normal”, declaró a la emisora una de las vecinas que está recogiendo firmas de apoyo para Vaivre. La petición para “ayudar a nuestra panadería” y que se realice una enmienda al decreto que permita “la apertura de siete días a la semana durante el verano” del comercio, que fue lanzada a finales de febrero, cuenta ya con más de 2.300 firmas.
También el alcalde, Christian Branle, considera que hay que tener “un poco de buen sentido” en este caso. “Somos una pequeña comunidad rural, donde no hay mucha competencia. Dejemos trabajar entonces a la gente cuando los visitantes esperan este tipo de servicios”, declaró.
Pero esta solidaridad de la comunidad no se traslada necesariamente a los colegas de Vaivre. Frédéric Amiot es el presidente de la Federación de Panaderos de Aube. En una entrevista con la emisora Sud Radio esta semana, Amiot dijo comprender la posición del panadero sancionado. “El problema —puntualizó— es que hay un decreto que estipula que las panaderías deben permanecer cerradas un día a la semana”, recordó. Y señaló que no todos los colegas de Vaivre están de acuerdo con abrir todos los días, aunque sea en temporada alta, según un sondeo que realizó a finales del año pasado. “Las cosas están muy claras. Hay un decreto en Aube. En noviembre, pregunté personalmente a los panaderos su posición. De los 126 correos que envié, recibimos solo 34 respuestas. De ellas, solo siete pedían la abrogación del decreto. Es decir, la tendencia es que los panaderos quieren que se mantenga ese decreto”, concluyó.
Amiot reconoce que hay un desajuste entre los deseos de los consumidores de una mayor apertura comercial y la protección de los trabajadores y de los pequeños comercios, un problema que no se limita exclusivamente al sector panadero ni a esta pequeña región de Francia. Según dijo a la emisora FranceInfo, es quizás una cuestión de tiempo. “Hay una demanda de la clientela de que trabajemos todos los días. Pero hoy en día, el sector no está aún listo para ello. Quizás dentro de unos años haya una evolución”. Pero para el panadero de Lusigny-sur-Barse será demasiado tarde.