CIUDAD DE MÉXICO — La agresiva campaña de un funcionario del gobierno del presidente estadounidense Donald Trump para dirigir el banco de desarrollo más importante de América Latina divide a la región, pues ha provocado enfrentamientos entre las naciones que acogen la influencia del gobierno estadounidense y las que temen que el candidato socave una de las pocas instituciones capaces de amortiguar los efectos de la recesión derivada de la pandemia.
Latinoamérica y el Caribe enfrentan toda la fuerza de una pandemia global, un golpe que se cree que llevará a decenas de millones de personas a la pobreza extrema, borrará décadas de crecimiento y creará una inestabilidad generalizada en países que ya están plagados de corrupción y violencia.
En medio de esta crisis, Mauricio Claver-Carone, uno de los máximos asesores del presidente Trump sobre América Latina, ha lanzado una candidatura poco ortodoxa para convertirse en el primer funcionario estadounidense en liderar el Banco Interamericano de Desarrollo. El cargo es uno de los más influyentes en la región puesto que involucra mantener un contacto regular con los jefes de Estado para distribuir unos 13.000 millones de dólares al año, y siempre ha sido ocupado por un latinoamericano.
Claver-Carone, conocido por ser un operador político inflexible, pasó años cabildeando en contra del gobierno cubano antes de unirse al Consejo de Seguridad Nacional, donde ha forjado las políticas intransigentes del gobierno estadounidense hacia Cuba y Venezuela.
Hay más de una decena de países que apoyan a Claver-Carone, dentro de los cuales se encuentran gobiernos conservadores como Brasil, Colombia y Bolivia, que están alineados políticamente con la gestión de Trump, y naciones que consideran que está en buena posición para llenar el banco de efectivo.
Sin embargo, sus críticos, incluidos Argentina y Chile, temen que Claver-Carone pueda convertir la institución en una rama de la política del gobierno de Trump en la región durante los próximos años. Desde su fundación en 1959, el banco tan solo ha tenido cuatro presidentes. Su actual director, Luis Alberto Moreno, de Colombia, fue elegido en 2005.
Después de que hace poco la campaña de Joe Biden se declaró en contra de Claver-Carone, a muchas personas también les preocupa que, en caso de que Trump pierda en noviembre, el funcionario pueda tener problemas para obtener nuevo financiamiento para el banco.
“En el mejor de los casos, producirá parálisis y marginalización, y con eso ya estará haciendo de lado a la institución más importante en el momento más crítico”, comentó Michael Camilleri, un analista del centro de investigación de políticas públicas Diálogo Interamericano, para referirse a la candidatura de Claver-Carone. “En el peor de los casos, el banco se convertirá en el vehículo de una agenda de derecha bastante radical que dividirá más al hemisferio”.
Durante décadas esa institución financiera ha guiado el desarrollo de la región con préstamos a países pobres que tienen pocas alternativas para construir infraestructura esencial como caminos, cruces fronterizos, puertos y redes eléctricas, e inversiones en grupos marginados que han sufrido el rechazo de los bancos privados en las economías más saludables de la región.
El banco ha enfrentado críticas por la falta de transparencia y por no lograr un involucramiento con las comunidades locales, pero se ha mantenido como un salvavidas crucial en tiempos de crisis. Se espera que sea un motor de recuperación en el hemisferio occidental, en especial porque otros prestamistas multilaterales no tienen suficientes recursos debido a la pandemia.
Claver-Carone ha promovido su candidatura como una señal del interés renovado de Estados Unidos en la región y ha sugerido que puede persuadir al Congreso para que invierta más dinero en el banco.
En junio, Steven Mnuchin, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, señaló que la nominación de Claver-Carone “demuestra el sólido compromiso del presidente Trump con el liderazgo estadounidense en las instituciones importantes de la región, y con fomentar la prosperidad y la seguridad en el hemisferio occidental”.
Claver-Carone ha ayudado a dirigir el programa “Crecimiento en las Américas”, diseñado para atraer la inversión estadounidense en la infraestructura de Latinoamérica, en parte para contrarrestar la creciente influencia de China en la región.
A principios de este mes, Claver-Carone viajó a Colombia con otros funcionarios estadounidenses para anunciar un plan que contempla llevar la suma de 5000 millones de dólares en inversión privada al país. Durante la visita, el presidente de Colombia, Iván Duque, dejó claro su apoyo a Claver-Carone como director del banco, diciéndole: “También hay una agenda clara que ustedes han presentado, y es la de poder dinamizar en los próximos años una recuperación de las economías de América Latina”.
Un día después del anuncio, Colombia emitió un comunicado en el que se enumeraban 17 países que apoyaban la candidatura de Claver-Carone.
“Vieron esto como una oportunidad, realmente como un compromiso de Estados Unidos”, dijo Claver-Carone en una entrevista sobre los líderes regionales que lo apoyan. “Saben que siempre soy honesto con ellos, soy eficaz, algunos dirán que soy duro, pero solo se trata de que soy apasionado en ese sentido”.
Claver-Carone también ha solidificado el apoyo en la región con la promesa de asignar el segundo puesto al mando a un funcionario brasileño y negociar un cargo importante para un funcionario jamaiquino, en caso de ganar, según varias personas enteradas del tema que hablaron con la condición de permanecer en el anonimato.
Para ganar la elección de mediados de septiembre, Claver-Carone necesita el apoyo de la mayoría de los miembros del banco, entre los cuales están Canadá y varias naciones asiáticas y europeas, así como países de la región que le piden préstamos. Sin embargo, la oposición a su candidatura ha crecido en semanas recientes.
Un alto diplomático de la Unión Europea ha instado a posponer la votación que se tenía planeada para septiembre, citando la pandemia y la nominación “sin precedentes” de un candidato estadounidense para liderar el banco, informó Reuters.
México, Chile y Argentina, país que tiene su propio candidato para el puesto, también proponen un aplazamiento, pues aseguran que la elección amerita un debate más vigoroso.
“La figura de Claver-Carone no es cuestionada desde el punto de vista técnico, es cuestionada desde el punto de vista político”, declaró Felipe Solá, el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina. “Porque expresa el ala más dura de la ideologización de la política de Estados Unidos de su mirada hacia América”.
En Estados Unidos, la oposición también ha alzado la voz. Patrick Leahy, senador demócrata por Vermont y vicepresidente del Comité de Apropiaciones del Senado, organismo que aprueba el financiamiento para el banco, señaló que la elección de Claver-Carone “no es un buen presagio del apoyo de Estados Unidos al banco en los años por venir”.
Sin embargo, Claver-Carone desestimó la oposición en Latinoamérica al definirla como “un puñado de países que por alguna razón —porque sus propios candidatos no han logrado posicionarse— están buscando la manera de secuestrar la elección”.
Y tiene un respaldo importante en el Congreso: lo han apoyado los senadores Marco Rubio, republicano por Florida, y Robert Menéndez, demócrata por Nueva Jersey.
Aunque resaltó que no siempre ha “estado de acuerdo” con Claver-Carone, Menéndez elogió su “compromiso constante para fomentar la seguridad nacional de Estados Unidos, nuestros intereses en política exterior y una agenda de prioridades compartidas con nuestros socios del hemisferio”.
Claver-Carone decidió aspirar al cargo después de que el actual presidente, Moreno, rechazara su candidatura a la vicepresidencia ejecutiva a principios de este año, según cuatro personas familiarizadas con las discusiones.
Claver-Carone ha dicho que la idea de postularse para el puesto principal surgió de dos presidentes de la región que lo llamaron para preguntarle si había considerado la posibilidad de hacerlo. (Se negó a nombrar a los presidentes, solo dijo que uno era de América del Sur y el otro de Centroamérica).
“Comenzamos a llamar a nuestros socios y aliados en la región y les dijimos, ‘oye, ¿qué piensas, esto es factible?’”, afirmó Claver-Carone. Dijo que había “una gran sensación de alivio” ante la idea de que dirigiera la institución, en parte porque demostraba que Estados Unidos se preocupaba por el banco.
Justo antes de anunciar su candidatura, Claver-Carone llamó a los funcionarios brasileños y pidió que no presentaran a su propio candidato, Rodrigo Xavier, un exejecutivo del Bank of America, y que en vez de eso lo apoyaran a él, según tres personas enteradas del asunto. Señalaron que dijo que le daría a un brasileño el codiciado puesto número dos si ganaba.
También ha discutido la posibilidad de ubicar en altos cargos a Nigel Clarke, ministro de Finanzas de Jamaica y a Richard Martínez, el ministro de Economía y Finanzas de Ecuador. Ambos países lo apoyan.
“Me encantaría reclutar a Richard y a Nigel”, dijo Claver-Carone.
Después de que Claver-Carone ayudó a Luis Almagro para que ganara la dura contienda para ser reelegido como secretario general de la Organización de Estados Americanos este año, Almagro surgió como un apoyo clave a su candidatura para convertirse en jefe del banco. Cuando el diplomático de la Unión Europea instó a retrasar la votación, Almagro tuiteó: “La región es independiente, soberana y va a tomar sus decisiones con madurez, decisiones que deben ser por una mayoría, no una minoría”.
Quienes apoyan a Claver-Carone en Estados Unidos están contentos con su promesa de impulsar una mayor inversión estadounidense en la región, lo cual podría desalentar la relación comercial de los países con China.
No obstante, sus críticos sostienen que precisamente ese hincapié en los intereses de Estados Unidos podría terminar por afectar a millones de personas que dependen del banco en toda Latinoamérica.
“Por la fuerza de las ideas de Claver-Carone en esos temas, me temo que pueda utilizar el banco para obligar a los países a aceptar las políticas que él desea como condiciones para préstamos”, dijo Roberta Jacobson, la embajadora en México durante la presidencia de Barack Obama. “Podría perseguir ese tipo de políticas vengativas a un nivel ideológico”.