Clarissa Ward aterrizó en la madrugada española del viernes al sábado en el aeropuerto de Doha. En el tuit en el que anunciaba su llegada, añadía: “Somos los afortunados”. Desde luego. Catar lleva una semana recibiendo refugiados afganos y mayoritariamente occidentales. O, por ponerlo de otra manera, evacuados occidentales y aquellos afganos que podían demostrar su vinculación con empresas europeas o estadounidenses, con el riesgo que eso suponía para su vida bajo el nuevo régimen talibán.