El mundo de la astronomía está revolucionado debido los planes de la compañía aeroespacial SpaceX, fundada por el multimillonario Elon Musk, para poner en órbita una constelación de unos 12.000 satélites antes de que acabe la próxima década. El proyecto, llamado Starlink, permitirá conectarse a internet desde prácticamente cualquier punto del planeta, pero también podría alterar irremediablemente la visión de las estrellas para toda la humanidad.

Actualmente hay unos 18.000 objetos de más de 10 centímetros orbitando la Tierra. Entre estos se encuentran unos 2000 satélites operativos y el resto es basura espacial – satélites difuntos, retos de cohetes y fragmentos procedentes de colisiones y accidentes. De todos estos objetos, solo unos doscientos pueden observarse a simple vista.

Los planes de Musk supondrían casi duplicar el número de objetos en la órbita baja de la tierra, donde habitan la Estación Espacial Internacional (ISS) y el telescopio espacial Hubble. Otras compañías como AmazonTelesat y Onewebya han anunciado su intención de crear constelaciones similares, cada una de ellas formadas por miles de satélites. Así pues, es posible que dentro de 10 años veamos en el cielo nocturno más satélites artificiales que estrellas.

SpaceX ya ha dado el primer paso. El pasado 23 de mayo, lanzó los primeros 60 satélites a bordo de un cohete Falcon 9 de fabricación propia. Cada satélite pesa 227 kilos y cuenta con un panel solar que carga las baterías, pero que también puede reflejar la luz del sol hacia tierra. Dependiendo del ángulo con el que incida la luz solar, durante unos instantes el brillo de los satélites podría superar al de cualquier otra estrella del firmamento.

Los planes de Musk supondrían casi duplicar el número de objetos en la órbita baja de la Tierra, donde habitan la Estación Espacial Internacional y el telescopio espacial Hubble

Aunque los planes de SpaceX no son secretos, poco después del lanzamiento empezó a cundir la alarma entre los aficionados a la astronomía y los astrónomos profesionales a medida que se viralizaban vídeos de los satélites cruzando lentamente el cielo nocturno. En ese momento, su brillo era similar al de la estrella polar.

A medida que la indignación se propagaba en las redes sociales, Musk aseguró en Twitter que los satélites solo serían visibles al amanecer y al atardecer, cuando aún reflejarían la luz solar debido a su altitud, mientras que por la noche quedarían ocultos por la sombra de la Tierra. Sin embargo, Musk podría equivocarse.

“La preocupación es que en ciertos momentos del año los satélites podrían verse durante toda la noche”, ha explicado a EL PAÍS Patrick Seitzer, científico de la Universidad de Michigan (EE UU) y uno de los principales expertos en el seguimiento de la basura espacial. Según Seitzer, podría suceder que en ocasiones los satélites de Starlink se vean durante toda la noche, dependiendo de la geometría de su órbita y la posición del Sol respecto a la Tierra. “En el hemisferio norte, entre mayo y junio se puede ver pasar a la Estación Espacial Internacional cuatro o cinco veces cada noche y no solo durante el crepúsculo. La ISS es un satélite en una órbita, si hubiera 10.000 o 15.000 más… puedes empezar a ver por qué estamos preocupados.”