Se esperaba que más de un millón de personas celebren el Año Nuevo en Times Square. Comenzarán a reunirse a primera hora de la tarde, algunos (los más aguerridos) llevarán pañales para no perder su puesto. No importa en qué posición se encuentren, sin embargo, es seguro que queden cubiertos con algunos de los 1360 kilos de confeti que se lanzarán 20 segundos antes de la medianoche.

El uso de confeti comenzó en 1992, cuando se pretendía aligerar el tono del evento. “Hasta ese momento, solo había sido una pelea de borrachos”, dijo Treb Heining, quien se encargó del confeti ese primer año y lo hace desde entonces. “Era tan sórdido”.

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El confeti fue un éxito instantáneo. “Literalmente lo vimos transformar toda el área de Times Square ante nuestros ojos”, dijo Heining, “y es lo que se buscaba: sanear el lugar”.

Por supuesto, ahora se necesita un tipo diferente de limpieza. Heining, que se dedica principalmente a los globos (su compañía diseña y comercializa globos para los parques temáticos de Disney) espera que esta celebración de Times Square –su vigésimo sexta– se realice sin problemas.

Esto se debe a un proceso que comienza con casi un año de anticipación.

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El 29 de diciembre, los papeles festivos se transportan a Times Square en cajas de 20 kilos sin marcar.CreditJohn Taggart para The New York Times

El 1 de enero se abren las postulaciones para formar parte del equipo de confeti del próximo año (Heining llama a los voluntarios “ingenieros de dispersión”). Aunque dice que 50 personas serían suficientes para hacerlo, enlista el doble de ese número para dar a más personas la oportunidad. Cada año, aproximadamente, la mitad de los voluntarios son personas que ya participaron antes.

En julio, Heining ya suele tener suficientes candidatos pero continúa el proceso de selección durante el verano. Aunque dice que no busca un tipo específico de personas, “tiene que haber algo de dedicación porque no andamos jugando por ahí”.

La selección de la tripulación de confeti queda lista el 1 de octubre. Heining, quien vive en California, viaja a la ciudad de Nueva York para reunirse con la Alianza de Times Square y visitar los ocho edificios que participan en la celebración.

El “Muro de los deseos” se instala en Times Square el 30 de noviembre, lo que permite a los visitantes escribir sus deseos de Año Nuevo directamente en el confeti que se dispersará (no se “arrojará”). Aquellos que no puedan visitar el Muro pueden enviar sus mensajes a través de Twitter o Instagram (#ConfettiWish).

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La caída de confeti comenzó en 1992, cuando se pretendía aligerar el tono del evento. “Hasta ese momento, solo había sido una pelea de borrachos”, dijo el hombre que organiza el esfuerzo cada año.CreditCreditChristopher Lee para The New York Times

A principios de diciembre, Heining finaliza la logística, incluida la compra de seguros para el evento y la contratación de ascensoristas para los edificios que los necesitan.

El 29 de diciembre, la tripulación del confeti, después de reunirse para desayunar, descarga dos camiones llenos de confeti en Times Square, aproximadamente 1360 kilos en total. Después, a través de las calles bulliciosas, entregan las cajas de 20 kilos sin marcar a los edificios participantes. “La gente no tiene idea de quiénes somos ni lo que hacemos”, dijo Heining. Los pedazos de confeti tambien son más grandes de lo que puede esperarse: de unos cinco por cinco centímetros “en una increíble variedad de formas”.

El 30 de diciembre, siguiendo las instrucciones del Departamento de Policía, el Departamento de Sanidad quita unos 160 basureros del área de Times Square y los remplaza con 200 cajas de cartón. Durante la víspera de Año Nuevo y hasta que el área quede limpia (alrededor del mediodía del 1 de enero), el departamento es responsable de las 57 manzanas alrededor de Times Square.

Nochevieja 07:00 p. m. La tripulación se reúne para una inducción de una hora en la que aprenden la técnica apropiada para dispersar el confeti, que Heining dice que solo puede apreciarse en persona. Sin embargo, agrega que si los ingenieros de dispersión lo hacen correctamente, tendrán los brazos adoloridos al final de la noche: “es una acción muy violenta”.

Nochevieja, 08:30 p. m. Ahora apostados en los edificios correspondientes, los ingenieros de dispersión esponjan el confeti, toman fotografías desde la azotea y participan en juegos de mesa mientras esperan el momento de la acción. Se prohíbe beber alcohol.

Nochevieja, 09:00 p. m. Heining hace el primer chequeo por radio. En 1992 nadie tenía teléfonos celulares así que dependía de su reloj de pulsera de Mickey Mouse. Ahora es un poco más fácil coordinar el momento.

Nochevieja 11:00 p. m. Más de 100 empleados de limpieza inician su turno de ocho horas. Con barredoras de calle, sopladores portátiles y escobas quitarán las 57 toneladas de ese material que no se recicla. El confeti lanzado a la medianoche está hecho de material reciclado que sería descartado de otro modo y todo es biodegradable.

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El confeti está hecho de material reciclado que, de lo contrario, se descartaría; todo es biodegradable.CreditJeenah Moon para The New York Times

Nochevieja, 11:30 p. m. Heining tiene los nervios de punta y empieza a ir de un sitio a otro. Es en este momento cuando empieza a pensar en qué se le pudo haber olvidado, lo cual hasta ahora no ha sucedido, excepto el año en que no llamó a su madre en California para desearle Feliz Año Nuevo. La última media hora, dice, “parece pasar en diez minutos”.

Nochevieja, 11:59:40 p. m. Veinte segundos antes de la medianoche, Heining da la orden y el confeti empieza a volar. “Hay algo inherentemente travieso en nuestra mente infantil”, dice respecto a la dispersión de confeti. “Estás lanzando todo esto, y está bien”.

Nochevieja, 12:00 a. m. Las personas ven cómo 1360 kilos de confeti descienden sobre Times Square. “No hay fotografías ni video que le haga justicia cuando lo ves a simple vista”, dice Heining. “Todavía se me pone la piel de gallina”.

Nochevieja, 12:30 a. m. El confeti sigue arremolinándose. En un inicio, el calor de la multitud hace volar el confeti hacia arriba, más arriba que los edificios, por lo que lo encontrarás “en cualquier lugar de la isla que camines al día siguiente”.