ÍO DE JANEIRO.- En una nueva derivación de la operación Lava Jato, que ha tenido fuertes impactos en toda América Latina, la Justicia brasileña ordenó ayer la prisión preventiva del expresidente paraguayo Horacio Cartes, acusado de formar parte de una organización de lavado de dinero internacional con cambistas ilegales de Brasil, y pidió la colaboración de Interpol para su captura.
Cartes, un magnate tabacalero de 63 años, miembro del oficialista Partido Colorado, gobernó Paraguay entre 2013 y 2018 y, según el juez federal de Río de Janeiro Marcelo Bretas, sería socio del contrabandista de divisas brasileño Dario Messer, detenido en julio último.
De acuerdo con los fiscales, el exmandatario paraguayo ayudó a Messer cuando este estaba prófugo; le transfirió al menos 500.000 dólares para sus gastos jurídicos por medio de un amigo en común, y le permitió esconderse en una hacienda de Pedro Juan Caballero, en el norte de Paraguay.
“Un presidente paraguayo ayudó y apoyó a Messer con 500.000 dólares, y esa no es una postura que uno debería esperar de un presidente ante un prófugo. Eso en sí mismo es un delito”, resaltó el fiscal José Augusto Vagos.
La amistad entre Cartes y Messer, apodado el “cambista de los cambistas”, se remonta a una larga relación familiar. El padre de Cartes era el principal accionista de una sociedad fundada por Messer en los años 80, Cambios Amambay SRL (hoy Banco Basa). Messer y Cartes eran tan cercanos que el brasileño llamaba “patrón” y “jefe” al expresidente paraguayo, mientras que Cartes se refirió al cambista como su “hermano del alma” en un evento público.
Hacía varias décadas que la Justicia brasileña investigaba a Messer por sus redes de lavado de dinero, que volvieron a salir a la luz en medio de la operación Lava Jato, cuyo eje eran los desvíos y sobreprecios pagados por la petrolera estatal Petrobras, que alimentaron los bolsillos de numerosos empresarios y políticos de alto nivel brasileños con sobornos.
Entre los clientes de Messer se encontraba el exgobernador de Río de Janeiro Sergio Cabral, preso a fines de 2016 y condenado a 200 años de prisión por numerosos casos de corrupción y cobros de coimas durante su administración (2007-2014).
Desde que las investigaciones del Lava Jato comenzaron, en 2014, sus revelaciones no solo sacudieron a la sociedad brasileña, sino también a la de toda América Latina, con ramificaciones que salpicaron la política en Perú, Colombia, Panamá, Ecuador, México e incluso la Argentina. Esta es la primera vez que las pesquisas llegan a Paraguay.
Según la prensa paraguaya, Cartes se encontraba ayer en Asunción, donde recibió a varios dirigentes políticos del Partido Colorado, el mismo al que pertenece el actual mandatario, Mario Abdo Benítez. Aunque Cartes ya no es presidente, posee un cargo vitalicio de senador, que le garantiza inmunidad frente a un arresto o pedido de extradición.
Sus fueros parlamentarios solo se le retirarían por el voto de dos tercios del Senado, donde el Partido Colorado mantiene mayoría. Pero, por lo pronto, la inclusión de su nombre en la lista roja de Interpol no le permitiría salir del país sin ser detenido.
“Está tranquilo. Desconocemos la denuncia que llevó a la decisión del juez brasileño. Cartes siempre respondió que no tuvo vínculos comerciales o societarios con Messer. Lo niega de manera enfática”, afirmó Carlos Palacios, abogado del exmandatario, que hizo su fortuna con varias empresas de tabaco, bancos, fútbol y bebidas, aunque muchas veces enfrentó sospechas de estar vinculado al contrabando de cigarrillos y al tráfico de drogas en la triple frontera entre Paraguay, Brasil y la Argentina.
Por su parte, consultado por la prensa sobre el caso, el presidente Abdo Benítez prefirió la cautela.
“En Paraguay no hay intocables. Todos debemos rendir cuentas”, dijo a los periodistas.
Además de la orden de detención internacional de Cartes, el juez federal Bretas expidió ayer otros 16 mandatos de prisión preventiva y tres de prisión temporal en Brasil, Paraguay y Estados Unidos.
Quien también fue detenida es la novia del cambista Messer, Myra de Oliveira Athayde.
Las decisiones judiciales ocurrieron luego de que la Policía Federal identificó unos 20 millones de dólares ocultos por Messer, 17 de ellos en un banco en las Bahamas, y el resto distribuido en distintas cuentas en Paraguay.