La crítica situación del Amazonas lleva dos semanas en el foco de la atención mediática mundial. Brasil -que alberga alrededor del 60 por ciento de los bosques tropicales del mundo- ha experimentado un aumento del 82 por ciento en el número de incendios forestales este año.
En medio de esta cobertura, muchos medios de comunicación, organizaciones benéficas, celebridades e incluso líderes mundiales, como el presidente francés Emmanuel Macron, han repetido que la Amazonia produce el 20 por ciento del suministro mundial de oxígeno, aludiendo que su destrucción supone acabar con “el pulmón del planeta”.
“Decir que la Amazonía produce el 20 por ciento de nuestro oxígeno es un poco exagerado, es más bien entre un 10 a 12 por ciento porque la fotosíntesis generada en los océanos aporta igualmente a la producción de oxígeno del planeta”, explicó a Euronews Philippe Ciais investigador en el Laboratorio de Ciencias Climáticas y Ambientales.
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La Amazonía consume casi todo el oxígeno que produce
De hecho, el Amazonas no es una gran fuente de oxígeno, ya que los árboles consumen la mayor parte de lo que producen a través de la fotosíntesis.
Este proceso natural se produce cuando las plantas capturan y almacenan la energía solar, utilizándola para convertir el dióxido de carbono del aire en moléculas de azúcar, que utilizan para la alimentación. El oxígeno es el producto final.
Sin embargo, la aportación oxígeno de la selva amazónica a la atmósfera global es “virtualmente nula”, porque la nueva cantidad generada por la fotosíntesis (casi) equilibra la consumida por microbios que descomponen el material vegetal muerto, aseguró a Euronews Vincent Dubreuil profesor de geografía de la Universidad de Rennes.
“El proceso de descomposición de la materia orgánica consume aproximadamente tanto oxígeno como el que se ha producido”, precisa.
Pero esto no significa que la Amazonia no sea de crucial importancia para la biodiversidad del planeta y la regulación del clima en el continente americano.
¿Quiénes son los verdaderos responsables de la mayor producción de oxígeno de la Tierra?
Los expertos aseguran que la principal fuente del oxígeno del mundo son los océanos, en particular los microorganismos vegetales, denominados fitoplancton, que los habitan.
La fotosíntesis en nuestro planeta es proporcionada en un 50 por ciento por los océanos y por organismos unicelulares de la familia de los fitoplacton, específicamente las diatomeas y los cocolitóforos.
Las diatomeas son el secreto del oxígeno de la Tierra. Estos organismos utilizan la clorofila para recoger la energía del sol y transformarla, a través de la fotosíntesis, en materia orgánica y oxígeno.
Su población se duplica cada día y comienza el proceso de fotosíntesis. Al producirse estos organismos emiten una luz que incluso se puede ver desde el espacio.
Además, son unas de las mayores fuentes globales de fijación del carbono atmosférico. Se estima que la actividad fotosintética de las diatomeas produce entre un 20 y un 40 por ciento del oxígeno del planeta.
Es por esto que tanto las diatomeas como los cocolitóforos juegan un papel importante en el cambio climático.
Las emisiones de CO2 son la verdadera amenaza de la deforestación en la Amazonía
Los expertos corroboran que la producción de oxígeno no debe ser el debate principal cuando se habla de los incendios en el Amazonas, sino el peligro y la catástrofe ecológica que conlleva el aumento de dióxido de carbono en la atmósfera causado por la deforestación.
“La selva tropical contribuye a absorber alrededor del 15 por ciento del dióxido de carbono en la atmósfera. Esto es realmente fundamental porque si no existiera, este dióxido de carbono permanecería en la atmósfera y el cambio climático sería más rápido”, indicó Jérôme Chave investigador en el Laboratorio de evolución de la diversidad biológica de Toulouse.
Los bosques tropicales son tan importantes como los océanos porque pueden contribuir muy rápidamente a la aplicación de estrategias de reducción de emisiones. El problema no está sólo en la Amazonía, es global y el cambio climático afecta a todos los ecosistemas y pocos de estos se degradan tan rápidamente como está ocurriendo en el bosque tropical.