“Oscuro”, “frágil”, “incierto”… los adjetivos preocupantes vuelven a inundar las páginas de las perspectivas económicas de los organismos internacionales. Es el caso del último informe de la OCDE difundido este jueves. La organización con sede en París ha vuelto a revisar a la baja sus perspectivas de crecimiento de la economía mundial, en general, y la europea en particular. Y lanza una advertencia que, a estas alturas, no debería dejar indiferente a nadie: de confirmarse sus proyecciones, se trataría de “las tasas de crecimiento anual más débiles desde la crisis financiera”.