Franco Cataldo, uno de los hombres más odiados de la Cosa Nostra. Cumple cadena perpetua por un crimen atroz: ser el carcelero durante dos años de Giuseppe Di Matteo, hijo de un pentito (arrepentido), que fue secuestrado, estrangulado y disuelto en ácido para no dejar huellas. Francesco Bonura, quien era el hombre fuerte del capo dei capi del crimen organizado siciliano, Bernardo Provenzano. Vincenzo Iannazzo, un cabecilla de la peligrosa ‘Ndrangheta, el grupo mafioso más poderoso en este momento en Italia. Rocco Santo Filippone, de la misma mafia calabresa, un boss acusado de ordenar asesinatos de policías en los noventa.
Todos ellos son peces gordos del crimen organizado italiano y forman parte de la lista de 376 mafiosos y traficantes que han sido excarcelados de las prisiones de este país y puestos bajo aislamiento domiciliario desde el pasado mes de marzo, con pulseras electrónicas, porque se ha comprobado que sufren patologías que podrían agravarse en el caso de contagiarse de coronavirus. Por ejemplo, Pasquale Zagaria –hermano de Michele, capo del temido clan de los Casalesi de la Camorra– tiene cáncer y no podía ser atendido en su centro penitenciario de alta seguridad.
En aislamiento
Algunos de los beneficiados se encontraban bajo el estricto régimen 41 bis
Todo forma parte de un plan para prevenir la extensión del virus en las prisiones, y al que se calcula que se han acogido unos 4.000 reclusos en todo el país. Hasta la semana pasada habían sido infectados por lo menos 159 detenidos y 215 miembros de la policía penitenciaria.
La liberación de estos mafiosos ha puesto contra las cuerdas al ministro de Justicia italiano, Alfonso Bonafede, después de que el diario La Repubblica haya revelado una lista reservada con los nombres de los criminales que se encuentran en arresto domiciliario que había reclamado la Comisión Antimafia del Parlamento al Departamento de Administración Penitenciaria (DAP). Algunos de ellos, como Zagaria, estaban bajo el 41 bis, un estricto régimen penitenciario que somete a los reclusos a un aislamiento extremo.
Acuerdo con los obispos
El Gobierno permite reanudar las misas, con mascarilla, a partir del 18 de mayo
La filtración ha generado una enorme tormenta en Italia. Son varios los activistas y expertos antimafia que se han llevado las manos a la cabeza y que señalan el riesgo de potenciales fugas de algunos de los mafiosos que ahora se encuentran en sus propios territorios y rodeados de los suyos, pero, sobre todo, que ahora pueden tener la oportunidad de volver a articular sus redes. Hay otra lista encima de la mesa que preocupa al ministerio: ayer se supo que otros 456 mafiosos han conocido esta vía y piden también la excarcelación, según La Repubblica .
“Sin duda los boss no debían haber sido excarcelados, sino tutelados con seguridad en otras estructuras carcelarias”, ha escrito el escritor amenazado por la mafia Roberto Saviano. “No se trata de crueldad, pero quien se encuentra bajo el régimen carcelario 41 bis debe quedarse en la cárcel. Los capos que regresan a su territorio vuelven a mandar”, ha avisado también Maria Falcone, hermana del famoso juez antimafia Giovanni Falcone, asesinado por la Cosa Nostra en 1992. En una entrevista radiofónica en Radio 24, el fiscal nacional antimafia Federico Cafiero De Raho aseguró ayer que no entiende la preocupación por los posibles contagios entre los presos que se encuentran bajo el régimen 41 bis, “porque son detenidos en aislamiento y por tanto imposibles de contagiar, sólo era necesario un escáner de temperatura”.
Peces gordos
Entre los excarcelados se encuentra Franco Cataldo, carcelero del hijo de un arrepentido
También la oposición ha criticado con virulencia las excarcelaciones y el líder de la Liga, Matteo Salvini, ha reclamado la dimisión del ministro Bonafede, del Movimiento 5 Estrellas (M5E). Con esta presión, Bonafede se ha visto obligado a anunciar ante la Cámara de Diputados un decreto ley que permitirá a los jueces revisar las condiciones que avalaron las excarcelaciones, es decir, facilitar que vuelvan a las cárceles ahora que la epidemia ya está retrocediendo en Italia. En estas últimas semanas se ha frenado el ritmo de contagios y también de muertes, algo que ha permitido al Gobierno relajar el confinamiento. Ayer se anunció un acuerdo con los obispos para retomar las misas el 18 de mayo, con mascarillas, guantes y sin poder darse la paz.
El escándalo penitenciario ya se ha cobrado una cabeza, la del jefe del DAP, Francesco Basentini. Pero no se queda aquí, sino que el famoso fiscal antimafia Nino Di Matteo, con una enorme reputación por investigar los vínculos de la mafia y la política, ha acusado esta semana a Bonafede de haberle negado el puesto de jefe de la DAP en el 2018, pese a que se lo había propuesto él mismo unos días antes. Di Matteo sugirió en prime time televisivo que el ministro retiró su oferta condicionado por los capos mafiosos. Bonafede ha tachado esta acusación de “infame, infundada y absurda”.
Plan de prevención
Las salidas forman parte de un plan para evitar contagios de la Covid-19 en las cárceles
Las excarcelaciones han salido a la luz semanas después de las revueltas en las cárceles italianas que tuvieron lugar al inicio de la pandemia. Una treintena de centros penitenciarios sufrieron motines al mismo tiempo, cuando los presos empezaron a protestar por los cambios de regímenes de visitas por el virus y contra la superpoblación de las prisiones. En medio de las protestas fallecieron al menos 13 reclusos, la mayoría después de asaltar las farmacias de las cárceles en busca de opiáceos, informó entonces el Ministerio del Interior. Hasta se fugaron decenas de presos en Foggia, una ciudad con la cuarta mafia del país, y una de las más sanguinarias.
Policías penitenciarios e investigadores han declarado a los medios italianos que los capos mafiosos estaban muy probablemente detrás de estas revueltas. Y hasta el nuevo director de La Repubblica , Maurizio Molinari, se ha preguntado en una intervención en televisión si los motines “pueden haber llevado a una negociación entre los capos y el Estado”. “Si fuese verdad que los capos han podido salir para salvaguardar su salud, ¿hasta qué punto el ministro de Justicia y el primer ministro fueron informados y hasta qué punto lo autorizaron? Son interrogantes muy serios que tienen que ver con la seguridad del Estado”, aseguró Molinari.
El momento no podría ser peor. Los fiscales antimafia y la inteligencia italiana han reiterado su preocupación ante el hecho de que el crimen organizado pueda aprovechar la pobreza que deja la pandemia para expandirse. La crisis de liquidez que está embistiendo a muchas familias, sobre todo en el sur de Italia, es una oportunidad enorme para que las mafias sometan a quienes hasta el momento todavía podían decir que no a sus garras. En Calabria, Campania o Sicilia ya se han visto vídeos de miembros de clanes distribuyendo comida a los más necesitados.