La denominada ‘escalada horizontal’ que muchos encargados de la seguridad nacional Estados Unidos estiman que permitiría a su país minimizar los daños provocados por potenciales agresiones de China en el Pacífico Occidental o de Rusia en Europa del Este “probablemente no funcionaría”, explica el analista Hal Brands en Bloomberg.

Ese concepto se basa en “atacar las debilidades de un adversario” en un lugar diferente de donde comenzó la lucha para lograr que su rival se rinda, pero en el caso de un enfrentamiento con Pekín o Moscú a Washington le podría generar generar bajas y costos que minimizarían las cifras de las guerras de Irak y Afganistán.

En el caso de una posible agresión de China, los estrategas norteamericanos consideran que EE.UU. debería responder con un bloqueo marítimo que privara a Pekín de petróleo y otras importaciones críticas, mientras que castigaría a “una Rusia agresiva” imponiendo severas sanciones financieras o atacando a sus tropas en Siria.

“Demasiado buena para ser cierta”

Sin embargo, esa teoría resulta “demasiado buena para ser cierta” porque la escalada horizontal “tropieza con varios problemas clave”.

En primer lugar, Brands señala que este concepto “subestima el compromiso del adversario”, debido a que los gobernantes de China y Rusia “entienden que sería políticamente catastrófico” iniciar un conflicto con EE.UU. y luego retroceder, especialmente si sus fuerzas “aún no han sido derrotadas”.

De hecho, un bloqueo marítimo o unas sanciones financieras “pueden infligir un dolor real, pero probablemente insuficiente”  como para que los gobernantes chinos firmen sus propias “muertes políticas”, mientras que tanto China como Rusia “trabajan constantemente” para hacerse “menos vulnerables” a esas presiones.

En segundo lugar, la coerción —sobre todo la económica— tarda en funcionar y el enemigo aprovecharía ese tiempo para “consolidar sus ganancias y fortalecer una posición de la que no se le desplazaría con facilidad”, vaticina Brands.

En tercer lugar, este especialista asevera que un bloqueo marítimo de Pekín “perturbaría gravemente la economía internacional” y si EE.UU. obstruyera los envíos de petróleo e interceptara el tráfico marítimo de terceros hacia China “podría parecer que es Washington el que intensifica la guerra de manera peligrosa”.

Por lo tanto, Hal Brands concluye que EE.UU. podría encontrar “útiles” algunas formas de escalada horizontal en el caso de protagonizar un conflicto con China o Rusia como modo complementar y no para sustituir “una respuesta más directa”.