En pocos pasos, los usuarios pueden descargarse la aplicación móvil de Starship, la compañía de reparto a domicilio con robots que acaba de cumplir 50.000 envíos. Puede pedir entre 10 y 20 kilogramos, el equivalente a tres bolsas de supermercado y en unos minutos un androide con forma de caja blanca con algunos detalles en negro, con una cámara frontal y tres ruedas a cada ladro accionadas por una batería eléctrica aparecerá en su puerta por 1 libra (1,16 euros). Actualmente los robots de Starship están programados para recorrer 6 kilómetros aunque la compañía planea ampliar el radio de entrega.
Los autómatas están estacionados en la entrada de las oficinas de la empresa o regresando de las entregas cuando pueden recibir otro pedido y cambian la ruta de vuelta por la de la tienda a la que han de dirigirse.
Cuando el robot llega al comercio para recoger el pedido, el dependiente es el encargado de introducirlo en el compartimento con una aplicación móvil que desbloquea y bloquea el lugar donde se ubica la carga. Desde el momento que se realiza el pedido hasta que llega, el usuario controla mediante la aplicación dónde se encuentra su encargo a cada momento (igual que las empresas con mensajero humano).