El futuro según Norman Foster: adaptación al cambio, reinvención de edificios, la Luna…

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Norman Foster

Norman Foster

Arquitecto

En una frase que se atribuye a Albert Einstein, de actualidad en estos días por el centenario de la formulación de la Teoría de la Relatividad, el físico afirmaba que “la creatividad es la inteligencia divirtiéndose”. Einstein, que resultaba tan genial teorizando como inventando aforismos hasta el punto de convertirse casi en un icono pop, siempre dio la impresión de divertirse bastante. Lo de la inteligencia, claro, nadie se la discute. Norman Foster comparte con Einstein esa idea de convertir su inteligencia en una fiesta continua. Considerado por muchos como el más grande arquitecto de nuestro tiempo, el británico es mucho más que un diseñador de edificios. Su estudio, convertido en una multinacional con oficinas en más de 20 países, es requerido para idear proyectos emblemáticos en las principales ciudades del mundo. A pesar de este éxito, Foster continúa innovando, buscando nuevas perspectivas, en definitiva pensando de forma creativa.

Y así sigue (trabajando obsesivamente, revisando cada diseño, supervisando todas las obras), aunque ya hace casi 20 años que recibió el Premio Pritzker, el galardón más importante del mundo de la arquitectura. Sin embargo, mirar al resto desde lo más alto no le ha convertido en un conservador. Tal vez eso sea también la creatividad: el riesgo continuo, la ausencia de temor al fracaso. El saber que, sentado en un trono, no se puede seguir caminando.

A sus 80 años, con más de cinco décadas de experiencia en la arquitectura, pareciera que a Foster se le ha quedado pequeño este planeta. Enamorado de la aviación desde que cumpliera su servicio militar en la Royal Air Force, se atreve a imaginar cómo serán las construcciones lunares porque, de eso está convencido, los seres humanos colonizarán el espacio. Y una vez allí necesitaran lugares donde vivir y trabajar.