La policía política de Nicolás Maduro protagonizó este domingo un operativo que disparó la tensión en Venezuela y aumentó la presión sobre la oposición. El Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) detuvo al presidente de la Asamblea Nacional, el Parlamento dominado por las fuerzas críticas con el chavismo que sigue funcionando despojado de sus funciones desde 2017. Minutos después, Juan Guaidó, un dirigente que el viernes sugirió estar dispuesto a asumir la presidencia de forma interina, fue liberado. El Gobierno desautorizó lo ocurrido.
Pasadas las once de la mañana comenzó a circular la denuncia. “Alertamos al mundo y al país que hoy, 13 de enero, un comando del Sebin interceptó al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, y desconocemos su paradero”, advirtió un mensaje difundido por la cuenta de Twitter del político, que milita en Voluntad Popular, el partido de Leopoldo López. Después de unos minutos de confusión, cargos de su formación y su entorno confirmaron su liberación.
El presidente de la Asamblea Nacional venezolana retó al mandatario tras la toma de posesión que lo mantendrá en el poder hasta 2025. Guaidó, que no reconoce la investidura de Maduro, intentó presentarse como alternativa legítima al Gobierno apoyándose en la interpretación de un artículo de la Constitución. Se trataba, sobre todo, de una declaración de intenciones que busca reactivar la iniciativa de la sociedad civil y de las organizaciones políticas frente al oficialismo. Por eso cuando se conoció su detención, saltaron todas las alarmas en las filas de la oposición, que en los últimos años ha sido ilegalizada o excluida de las instituciones por el chavismo.