“Es una bomba de tiempo”. Así ha definido un portavoz de la Cruz Roja el peligro de expansión de epidemias a través del agua en las zonas de Mozambique dañadas por el paso del ciclón Idai, que se ha cobrado 700 vidas y ha afectado a casi dos millones de personas que se han visto desplazadas o perdidas sus casas y sus pertenencias.
La reapertura de varias vías terrestres importantes diez días después de la catástrofe natural está permitiendo, según fuentes gubernamentales mozambiqueñas, un mejor y más rápido reparto de la ayuda humanitaria. Ya el lunes, una caravana de camiones llevó hasta zonas que hasta ahora estaban muy aisladas, como la ciudad de Buzi, en el este del país, alrededor de 15 toneladas de alimentos. En esta ciudad, son muchas las personas que todavía duermen por la calle o sobre los tejados.