Japón vuelve a cazar ballenas a cara descubierta. El 1988, hace 31 años, Japón se adhirió a los acuerdos de la Comisión Ballenera Internacional y suspendió la captura de estos cetáceos con fines comerciales (adoptada por los países miembros de este organismo en 1982).
La suspensión, no obstante, era meramente teórica puesto que diversos barcos japoneses han seguido capturando ballenas con la excusa oficial de supuestas “finalidades científicas”. En las últimas campañas científicas, Japón llegó a cazar más de 300 ejemplares al año.
El verano pasado, las autoridades japonesas volvieron a reclamar -como habían hecho en los años anteriores- a la Comisión Ballenera la autorización oficial para la caza comercial y, ante una nueva negativa, confirmaron su retirada de este organismo internacional, efectiva desde enero de este año.