Sorpresa relativa en el país de los golpes de Estado: tentativa de golpe en Níger. El país saheliano sufrió en la madrugada de ayer miércoles un intento fallido de coup d’État cuando un grupo indeterminado de soldados insubordinados provenientes de una base aérea de la capital, Niamey, atacó el palacio presidencial y fue repelido por la unidad especial que protege el edificio.
Sorpresa relativa en el país de los golpes de Estado: tentativa de golpe en Níger. El país saheliano sufrió en la madrugada de ayer miércoles un intento fallido de coup d’État cuando un grupo indeterminado de soldados insubordinados provenientes de una base aérea de la capital, Niamey, atacó el palacio presidencial y fue repelido por la unidad especial que protege el edificio.Lee también
Intento de golpe de Estado en Níger
El tiroteo, en el que se usó armamento ligero y pesado, duró unos 20 minutos y una fuente militar aseguró a France Presse que se produjeron varias detenciones, sin precisar el número, de “algunos miembros del ejército” y subrayó que los asaltantes fueron neutralizados antes de entrar en el palacio presidencial. Desde el Gobierno nigerino se calificó la asonada de “pequeño golpe”, se aseguró que la situación está “totalmente bajo control” pese al “acto cobarde y retrógrado que busca poner en peligro la democracia y el Estado de derecho en el que nuestro país está firmemente comprometido”. Aunque el barrio de las embajadas y la zona cercana al palacio presidencial estaban ayer fuertemente vigilados, el resto de la capital amaneció en calma y los negocios abrieron con normalidad.
La tensión política no apunta a una transición plácida
La sorpresa por lo ocurrido no fue tanto el qué (el país nigerino ha padecido cuatro golpes desde su independencia de Francia en 1960) sino el cuándo: solo 48 horas antes de la investidura del nuevo presidente, Mohamed Bazoum, prevista para mañana viernes y que prometía ser histórica. Si Bazoum jura el cargo y sustituye al presidente Mahamadou Issoufou, quien ha cumplido el máximo de dos mandatos de cinco años que marca la Constitución, será la primera transición democrática en la historia de Níger.
La tensión política, confirmada con el breve alzamiento del miércoles de madrugada, no apunta a una transición plácida. Aunque Bazoum ganó las elecciones hace un mes con el 55,75% de los votos, su victoria en las urnas no ha servido por ahora para llevar la calma a un Estado empobrecido (casi la mitad de sus 23 millones de habitantes es pobre) e inestable a causa de la violencia yihadista, las trifulcas políticas y el azote del cambio climático.
A pesar de que el Tribunal Constitucional confirmó la semana pasada la victoria electoral de Bazoum, exministro del Interior y responsable de las cuestiones migratorias en un país clave en la ruta hacia Europa, su rival y expresidente Mahamane Ousmane se negó a aceptar los resultados y pidió a la población que saliera a la calle a protestar pacíficamente. Ayer estaba prevista una marcha opositora en las calles de la capital, que fue disuelta por la policía.
El grito opositor sobre la validez de los votos no es el único origen de la tensión política. A la denuncia de pucherazo electoral se sumó días después la detención del ex primer ministro Hama Amadou, acusado de incitar a la violencia y de hacer “propaganda racista y étnica”. Anteriormente su candidatura había sido rechazada por un caso de tráfico de personas en el que Amadou fue condenado a un año de cárcel. El político denunció que se trataba de una treta para sacarle de la política.
Hay otros actores que buscan aprovecharse de la fragilidad actual de Níger, un país considerado clave para Europa en relación a la seguridad del Sahel: los grupos yihadistas. Hace diez días, el Estado Islámico del Gran Sáhara asesinó a 137 civiles en la región de Tahoua y apenas una semana antes había matado a 66 civiles en Tillabéri, más al sur.
A partir de mañana, estabilizar y pacificar el país serán los retos principales y urgentes del presidente Bazoum.