Los teléfonos de las organizaciones que ayudan a las mujeres que quieren interrumpir el embarazo suenan más que nunca después de que una sentencia del Tribunal Constitucional de Polonia endureciera la legislación sobre el aborto en el país.
Según Ciocia Basia (Tía Basia), una oenegé con sede en Berlín que apoya a las polacas que deciden abortar en Alemania, el fallo judicial empeora una situación ya de por sí complicada debido a la pandemia.
“Hemos tenido un fuerte aumento de llamadas. Tres veces más que antes”, declara a la AFP Ula Bertin, una cooperante de Ciocia Basia.
Cumpliendo los deseos del partido conservador en el poder, el tribunal polaco derogó una disposición legal que autorizaba los abortos en el caso de malformaciones fetales graves.
El veredicto todavía no ha entrado en vigor, pero los médicos se muestran aún más reticentes a practicar abortos legales, para evitar posibles sanciones.
Después de la sentencia, la oenegé recibió varias solicitudes de ayuda de mujeres que “ya estaban organizando un aborto en Polonia y que ahora nadie quiere practicar”, explica Ula Bertin. “Estas mujeres están agotadas mentalmente, traumatizadas”.
“Hemos tenido un fuerte aumento de llamadas. Tres veces más que antes”, dice Ula Bertin, una cooperante de Ciocia Basia. Foto AFP
“Es un doble castigo porque el niño que esperaban resultó estar enfermo y quizá no sobreviva, y las obligan a dar a luz. Es una tortura emocional”, insiste.
Otras organizaciones también notan un aumento en las solicitudes de ayuda pese a las dificultades de desplazamientos transfronterizos debido a la pandemia.
Aborto Sin Fronteras (AWB), una coalición multinacional de oenegés, afirma haber ayudado desde el veredicto a 40 polacas a viajar al extranjero para abortar o a preparar el viaje. Una cifra que duplica la media mensual.
Según Mara Clarke, de AWB, el repentino aumento de llamadas desde Polonia se debe asimismo a que “el nombre y el número de teléfono de la organización fueron corearon” durante las manifestaciones masivas desatadas por la sentencia judicial.
La red, lanzada en diciembre, ha suministrado información sobre la forma de acceder a píldoras abortivas a cientos de polacas, lo que les permitió realizar un aborto con medicamentos en casa. La legislación polaca no lo permite ni lo prohíbe porque es demasiado antigua para tomarlo en consideración.
A las mujeres que necesitan una intervención quirúrgica, la coalición les ofrece apoyo logístico y financiero para realizar un aborto en Austria, el Reino Unido, Alemania u Holanda.
Polonia, un país de 38 millones de habitantes con una fuerte tradición católica, tiene una de las legislaciones antiaborto más restrictivas de Europa. Foto Reuters
Kasia Roszak, del grupo holandés Abortion Network Amsterdam, dice haber recibido recientemente muchas llamadas de mujeres que estaban a la espera de someterse a abortos legales en hospitales polacos y que se han quedado “de algún modo abandonadas”. “Tuvieron que buscar otra solución”, declaró a la AFP.
Polonia, un país de 38 millones de habitantes con una fuerte tradición católica, tiene una de las legislaciones antiaborto más restrictivas de Europa.
Hay menos de 2.000 abortos legales por año en Polonia, según datos oficiales. Las organizaciones feministas estiman que unos 200.000 se realizan anualmente de forma ilegal o en el extranjero.
Hanna, una habitante de Varsovia, tenía 21 años y no estaba preparada para formar una familia. Cuando quedó embarazada abortó en Holanda con la ayuda de familiares que viven en este país.
“Realmente aprecié el profesionalismo. Oí a amigas hablar de abortos clandestinos en Polonia y es menos agradable”, declara a la AFP Hanna, hoy en día de 38 años y madre de dos hijos.
“Existe esta sensación de hacer algo ilegal. Hay que ir al ginecólogo a escondidas, por la noche, con ese miedo de que si algo sale mal no se podrá poner una denuncia en ningún sitio ni obtener ayuda”.
Ula Bertin confiesa que las polacas “rompen a llorar” al someterse al primer examen en una clínica extranjera porque sienten como si entraran “en un universo paralelo donde cosas que para ellas son tabú (…) aquí son normales, sencillamente normales”.
Fuente: AFP