A pesar de la enorme cantidad de lugares históricos y culturales de gran relevancia existentes en África, del legado de monumentos y sitios de gran riqueza natural y cultural del continente, éste está subrepresentado en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Puede que este año, una vez más, escasee la representación africana en la lista de nuevos sitios (138 sitios de un total de 1073, es decir, cerca del 13%), sin embargo, se han incluido tres lugares de gran relevancia para la cultura en dicho listado. Y hay que celebrarlo.
El pasado 8 de julio, cuando se inscribieron veintiséis nuevos sitios en la Lista del Patrimonio Mundial, tres enclaves africanos agrandaron la representación del legado cultural del mundo: la ciudad modernista de Asmara (Eritrea), los vestigios de Mbanza Kongo (la capital del antiguo Reino Kongo, en la actual Angola) y las tierras ancestrales de los ǂkhomani (Sudáfrica, entre la frontera de Botsuana y Namibia). Eritrea y Angola se estrenan así, en la Lista, mientras que Sudáfrica la agranda con su noveno legado.
Asmara, la ciudad modernista de África
Situada a más de 2.000 metros de altura, la capital de Eritrea, Asmara, ha sido apodada a veces como “la Miami de África”, debido a su cantidad de edificios Art Deco. Floreció con la colonización italiana, en 1889, y a partir de 1935, inició un plan urbanístico a gran escala para construir edificios gubernamentales y comerciales, iglesias, mezquitas, sinagogas, viviendas, hoteles o cines. Por aquél entonces, casi la mitad de los residentes de Asmara eran italianos, por eso, fue apodada por algunos como la “Pequeña Roma”.
Hasta la Segunda Guerra Mundial se convirtió en un paraíso para los arquitectos italianos, atraídos por las laxas normas culturales que les permitieron huir del conservadurismo europeo. El nuevo sitio abarca la zona de construcciones planificadas desde 1893 hasta 1941, y también las construcciones no planificadas de barrios locales como Arbate, Asmera y Abbashawel. Al anunciar su decisión, la Unesco explicó que la ciudad es “un ejemplo excepcional del urbanismo modernista de principios del siglo XX y su aplicación en contexto africano”.
Mbanza Kongo, la capital del antiguo Reino del Kongo (Angola)
‘Mbanza’, que en kikongo significa ‘municipio’, es la ciudad ocupada más antigua del oeste del África central. Sus orígenes se remontan al siglo XIV, como capital política y espiritual del poderoso Reino del Kongo, uno de los mayores Estados estructurados del África Austral, que cayó con la colonización europea, cuando en 1914, la ciudad pasó a formar parte de la Angola portuguesa.
La arquitectura tradicional autóctona de este enclave fue una de las más refinadas de la región. Construida a partir de maderas, tierra y tejidos, no se empezó a utilizar piedra hasta el siglo XVI, con la llegada de los portugueses, cuando la ciudad, con la cristianización, también se llamó San Salvador, en la década de 1570.
Los dibujos antiguos de Mbanza Kongo, muestran una muralla muy robusta, que sirvió tanto como protección de sus ciudadanos contra posibles invasiones extranjeras, como para control y recaudación de impuestos. Un urbanismo perfectamente articulado, que da evidencias de la modernidad y la riqueza de la capital del Reino del Kongo, servía, según los historiadores, a unas 60.000 personas sobre el año 1548. A su llegada en el siglo XV, los portugueses añadieron a la ciudad indígena, construida con materiales autóctonos, edificios de albañilería construidos al estilo europeo.
Los vestigios de Mbanza Kongo, son “el lugar de todo el África Subsahariana que mejor ilustra los profundos cambios ocasionados por la implantación de los portugueses y del cristianismo en la parte central del continente africano”, subraya la UNESCO.
Paisaje cultural de los ǂkhomani (Sudáfrica)
Aunque no se trata de un paisaje urbano sino rural, este enclave entre Botsuana y Namibia, en la parte septentrional de Sudáfrica, acompaña Mbanza Kongo y Asmara en el listado de nuevos sitios Patrimonio Mundial de la Unesco. Parte del parque nacional Kalahari Gemsbok, es una gran extensión de dunas que contiene vestigios de ocupación humana desde la Edad de Piedra hasta nuestros días y está asociada con la cultura de los ǂkhomani san. Este pueblo, nómada en su día, desarrolló conocimientos etnobotánicos muy avanzados. Su paisaje cultural refleja el modo de vida que predominó en la región durante milenios.