Hace tiempo que el ala progresista del partido demócrata esperaba que Elizabeth Warren anunciara su candidatura. El lunes por la mañana, la senadora por Massachusetts lo hizo oficial.
Hasta ahora, la lista de candidatos confirmados no es muy larga: el más conocido es John Delaney, diputado por Maryland, y ni siquiera es muy conocido. Pero, como dice el refrán, todos los senadores ven un presidente al mirarse en el espejo: un grupo enorme de políticos –senadores, diputados, gobernadores, alcaldes– espera entre bambalinas, apoyados por algunos empresarios multimillonarios, todos calculando sus posibilidades de ganarle a Donald Trump y recuperar la Casa Blanca.
Aquí están 10 de los principales nombres en el candelero…y algunos que se están preparando discretamente.
Kamala Harris
La joven senadora de California está armando su maquinaria de campaña y ha visitado estados donde las primarias se celebran temprano. Exfiscal de distrito y exfiscal general del estado, ha llamado la atención –entre otras cosas– por las duras preguntas que le realizó al candidato de Trump para la Corte Suprema, Brett Kavanaugh. Harris es popular entre los demócratas jóvenes de Washington: las prácticas en su oficina son muy codiciadas. En una campaña en la que seguramente la diversidad tenga un rol clave –el partido ganó las elecciones del Congreso de mitad de legislatura justamente con candidatos explícitamente opuestos a la política de Trump y atrayendo mujeres y minorías– la ascendencia afroamericana e india de Harris podría representar una ventaja, sumada a su habilidad política y su fuerza.
Cory Booker
El primer senador afroamericano de Nueva Jersey y exalcalde de la ciudad de Newark también ha comenzado a armar operaciones de campaña y ha dado discursos en estados donde se vota anticipadamente. En octubre, en Iowa, the Guardian lo escuchó advertir sobre “la agitación sedentaria” [estar siempre molesto, pero no hacer nada al respecto] y despertar ovaciones en la multitud. En diciembre, en New Hampshire, Booker puso a prueba un mensaje “moral”, evitando nombrar a Trump y diciéndole al auditorio de Manchester: “No es momento de luchar contra el odio con más odio. No es momento de luchar contra la oscuridad con más oscuridad. El destino de nuestro país siempre ha sido el amor”. En un país dividido amargamente por las indignidades del Gobierno de Trump, será fascinante ver cuán efectivo es un discurso que genere motivación”.
Kirsten Gillibrand
Esta senadora por Nueva York, una formidable recaudadora de fondos con un historial potente en prioridades progresistas, se está preparando abiertamente para presentarse como candidata. Se dice que, sorprendentemente, le está costando mucho conseguir donantes por su papel en la dimisión de Al Franken, el popular senador de Minnesota que se enfrentó a acusaciones de mal comportamiento sexual y dimitió, mientras que otros pesos pesados del partido republicano con acusaciones mucho peores, como el propio presidente, siguen en su puesto. Gillibrand, que llegó al Senado cuando Hillary Clinton se sumó al Gobierno de Obama, sigue siendo una voz fuerte dentro del partido demócrata.
Bernie Sanders
Vale la pena recordar que Sanders no es realmente demócrata: el senador de Vermont es independiente y se auto-proclama socialista democrático. Su candidatura de 2016 contra Clinton fue una verdadera sorpresa, una insurgencia que cogió fuerza, quizás perjudicó a la favorita y, analizado en retrospectiva, parece dar señales claras de lo que le faltó al partido en los estados post-industriales que terminaron eligiendo a Trump, otorgándole la presidencia gracias al colegio electoral a pesar de haber perdido el voto popular. Ahora Sanders es un referente progresista, pero también un veterano en Washington que sabe cómo funcionan las cosas. Algunos piensan que a los 77 es demasiado veterano. Pero Trump tiene 72, lo cual sugiere que en estos tiempos la edad es sólo un número.
Joe Biden
El vicepresidente de Barack Obama fue durante mucho tiempo senador por Delaware antes de llegar a la Casa Blanca, y es una figura de peso pesado dentro del partido demócrata. Ha coqueteado abiertamente con una candidatura y ha discutido bastante indignamente con Trump sobre quién vencería a quién, quizás demostrando así un toque popular gracias al cual lidera los sondeos en estados importantes como Iowa. El lado negativo es que puede que esos sondeos se basen en el reconocimiento de su nombre. El hecho de que represente la figura de un hombre blanco y poderoso puede que no sea una ventaja en estos días, y en el acto de investidura de 2021 Biden tendrá 78. Ya se ha presentado dos veces como candidato a presidente, en 1988 y en 2008 y ninguna de esas candidaturas acabó bien.
Sherrod Brown
Nacido en Ohio y un tanto desconocido en el Senado, Brown fue reelegido en noviembre aunque los republicanos dominan el estado, en parte gracias a proclamar abiertamente su lado “populista”. Desde Kennedy, ningún presidente ha llegado a la Casa Blanca sin el apoyo de Ohio, un hecho que a menudo se remarca en listas como ésta, pero no se debe menospreciar el atractivo de Brown para los votantes de clase trabajadora. A menudo en los paneles de debate se analiza si Brown debe o no presentarse como candidato. Tiene cierto encanto desaliñado y rebelde, como Sanders, algo que puede o no haber influenciado el que Clinton lo eligiera como su potencial vicepresidente. No es muy conocido a nivel nacional, lo cual en aquel momento le puede haber jugado en contra y lo volvería a hacer esta vez. Lo mismo, menos la parte de ser desaliñada, se podría decir de la senadora por Minnesota Amy Klobuchar, otra que brilló en la audiencia de Kavanaugh y que ha confesado estar evaluando una candidatura.
Beto O’Rourke
El próximamente exdiputado oriundo de El Paso se va del Congreso porque prefirió competir con el republicano Ted Cruz por un escaño en el Senado. Es cierto que O’Rourke perdió por menos diferencia de la que se esperaba en un estado tan republicano como Texas, pero igualmente fue una derrota que Trump no tardó en remarcar en sus discursos. Es exmúsico punk (ese es su toque popular) y tiene un nombre mitad latino y mitad irlandés, algo de lo que se tuvo que defender cuando le acusaron de buscar una inmerecida autenticidad. Además, O’Rourke es bastante de centro y ha votado proyectos junto a los republicanos, algo que no sorprende teniendo en cuenta que es de Texas. Pero para el ala más progresista del partido, esto es algo inaceptable.
Julian Castro
Exalcalde de San Antonio y secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano de Obama, el hermano gemelo del diputado Joaquin Castro también fue considerado como posible vicepresidente de Hillary Clinton. Igual que O’Rourke, es relativamente joven y esta vez podría lograr llegar a vicepresidente. Ha afirmado que está evaluando presentarse como candidato y dijo que lo anunciará en enero. Si lo lograra, sería el primer candidato latino a la presidencia. Orador carismático, vale la pena seguir sus movimientos, aunque por ahora tiene pocas posibilidades.
Michael Bloomberg
Este multimillonario exalcalde de Nueva York ha afirmado abiertamente estar evaluando una candidatura, para la cual tiene más que suficientes fondos. Se ha registrado como demócrata y ha visitado estados donde se vota anticipadamente. Motivado por la necesidad de Estados Unidos de tener un proyecto coherente para luchar contra el cambio climático, no le ha sido difícil presentarse como un opuesto del presidente amigo de los combustibles fósiles. El domingo, Bloomberg le dijo a la NBC que el cambio climático será su tema principal para la campaña del 2020, sea candidato o no. Puede que no sea el único millonario en presentarse: Tom Steyer está financiando anuncios pidiendo la destitución de Trump y analizando si se presenta o no, mientras Mark Cuban, dueño de los Dallas Mavericks, ha dicho que está evaluando el tema. El exdirector de Starbucks, Howard Schultz, también parece estar analizando sus posibilidades. Oprah Winfrey, sin embargo, ha dicho que no está en carrera.
Eric Garcetti
Garcetti, hijo de Gil Garcetti, el acosado fiscal de distrito del juicio con OJ Simpson, es el hombre a cargo de Los Angeles, la ciudad más grande del Estado con más población, que ahora es casi todo demócrata, un bastión de políticas progresistas –en particular frente al aterrador impacto del cambio climático– y un oponente feroz contra Trump. Un candidato con una plataforma así podría ser interesante. Hay otros alcaldes y exalcaldes en el horizonte: de Nueva York podría presentarse Bill de Blasio, aliado de Clinton cuya visión de sí mismo como una figura nacional hace enfadar a algunas personas de su ciudad, mientras que de Nueva Orleans podría presentarse Mitch Landrieu, con una reputación de centro reforzada por su firme manejo en la polémica por el pasado confederado de la ciudad y las estatuas. Luego está Pete Buttigieg, de South Bend, Indiana: joven, homosexual, progresista, resuelto, de la región conocida como Rust Belt (el cinturón industrial), y seguramente un candidato débil, al menos en esta campaña.
Y el resto …
El diputado de Maryland John Delaney ha confirmado su candidatura por el partido demócrata. Pero también lo han hecho Andrew Yang, un empresario del estado de Nueva York, y Richard Ojeda, un veterano del Ejército que perdió las elecciones como candidato a diputado por West Virginia.
El resto de posibles candidatos están analizando el tema con sus parejas, familia, seres queridos o mascotas, evaluándolo activamente o no, teniéndolo en cuenta o negándose a hacer comentarios. Entre los senadores está también Jeff Merkley de Oregon, un leal partidario progresista. Eric Holder, fiscal general de Obama, no ha descartado una candidatura, como tampoco lo ha hecho John Kerry, exsenador por Massachusetts, candidato demócrata en 2004 contra George W. Bush y segundo secretario de estado de Obama.
El diputado por Ohio Tim Ryan ha dicho que está interesado en una candidatura, igual que la representante de Hawaii Tulsi Gabbard. Los medios de comunicación han disfrutado poniendo por las nuebas a Stacey Abrams, que este año perdió por poco las polémicas elecciones a gobernador de Georgia, y a Andrew Gillum, también derrotado por poco en las elecciones muy competidas de Florida. Entre los gobernadores y exgobernadores, Steve Bullock, del estado republicano de Montana, parece estar muy interesado. Igual que John Hickenlooper de Colorado, amigo de John Kasich, un republicano de Ohio que quiere presentarse a la primarias contra Trump. Martin O’Malley, exgobernador de Maryland y candidato en el 2016, le dijo a the Guardian que está analizando una nueva candidatura. El exgobernador de Virginia, Terry McAuliffe, pilar del partido y exrecaudador de fondos para Clinton, el domingo le dio a entender a la CNN que quiere ser candidato.
Y, aunque no lo creáis, aún hay más nombres. Pero hay uno entre ellos que merece una mención especial. Algunos aliados y personas cercanas han señalado que Hillary Clinton podría evaluar una tercera candidatura a la Casa Blanca. En serio.
Traducido por Lucía