Un evento que no ocurría en Estados Unidos desde el siglo XIX.
Un grupo de seguidores del presidente, Donald Trump, tomó la sede del Congreso de Estados Unidos en Washington tras superar las barreras de las autoridades.
Lo hicieron poco rato después de que el presidente se dirigiera a ellos frente a la Casa Blanca y continuara reiterando sus infundadasdenuncias de fraude.
El Capitolio vivió escenas de caos, con representantes del Congreso tirándose al suelo, evacuando el lugar y poniéndose máscaras antigases.
La ciudad de Washington impuso un toque de queda este miércoles a partir de las seis de la tarde.
El profesor de gobernabilidad de la Universidad de Harvard, Steven Levitsky, describió lo sucedido como la respuesta a “cuatro años de desacreditar y deslegitimar la democracia”, por parte del Partido Republicano y del presidente.
Levitsky es coautor del libro de 2018 How Democracies Die (“Cómo mueren las democracias”), en el que expuso “las señales alarmantes que ponen en riesgo la democracia liberal de Estados Unidos”.
Estudioso también de los procesos democráticos y presidenciales en Latinoamérica, Levitsky describió la toma este miércoles del Capitolio de Washington D.C. por parte de partidarios de Donald Trump como “un intento de autogolpe”.
Según su análisis, “la democracia sobrevivirá a este día”, pero lo que se plantea a futuro para Estados Unidos es incierto y un periodo llevado por la crisis.
A continuación, la conversación que Levitsky sostuvo con BBC Mundo por teléfono.
¿Qué interpretación le da a la irrupción de seguidores de Trump en el Capitolio de Estados Unidos?
Se podía suponer que esto iba a pasar. Donald Trump y muchos, muchos líderes republicanos han estado incitando, han estado mintiéndole a su base diciéndole que los demócratas están arruinando el país y están subvirtiendo la democracia. Han estado diciendo esto durante cinco años una y otra vez.
Y luego, al perder la elección, no solo Trump sino líderes del Partido Republicano estaban allí, en el Congreso, repitiendo la mentira y desacreditando la legitimidad de la democracia y de las instituciones. Después de pasar años movilizando a su base con un lenguaje que incluía términos como socialismo o traición, ¿realmente les puede sorprender que esté pasando esto luego de haber perdido la elección?
En la historia de Latinoamérica, cuando los líderes incitan a sus seguidores en un ambiente altamente polarizado, la gente toma acción. Las palabras tienen significado, tienen poder.
Lo que sí me sorprende de esto es lo pobremente preparada que estaba la policía.
¿Cómo interpreta las reacciones de algunos miembros del Partido Republicano y del propio presidente Trump, que en un tuit de este miércoles ha pedido a sus seguidores que no haya violencia?
El presidente ha sido radicalmente violento antes, y si no quería que esto pasara, debió actuar más rápido y movilizarse para impedirlo. Probablemente, no debió haber sugerido que marcharan al Congreso. Trump los envió allí, él los incitó a que se movilizaran al Congreso. El hecho de que los líderes republicanos ahora están rompiendo filas con Trump es hipócrita, después de años de apoyarlo, pero es importante y positivo. Me parece positivo haber visto discursos como el que dio Mitch McConnell (el líder de la mayoría del Partido Republicano en el Senado).
¿Estamos ante una revolución, un golpe de Estado, una insurrección?
Es una variante de lo que en Latinoamérica llamaríamos autogolpe. Es un presidente movilizando a sus seguidores para mantenerse en el poder de forma ilegal. Será un autogolpe fallido, pero es una insurrección desde el poder para tratar de subvertir los resultados de la elección y mantenerse ilegalmente en el poder. Lo llamaría un intento de autogolpe.
En Latinoamérica pasa que ese tipo de situaciones que usted describe resultan dañinas para la democracia. ¿Diría usted que es un momento peligroso en la historia de Estados Unidos? ¿Diría que la democracia permanecerá fuerte y el presidente electo Joe Biden será nombrado el próximo 20 de enero?[Esta entrevista tuvo lugar el miércoles, antes de la certificación de la victoria de Joe Biden por parte del Congreso, que sucedió efectivamente este jueves].
He estado esperando aterrorizado este día en la democracia estadounidense por los últimos cuatro años. Cada día durante cuatro años. Nuestra democracia está en una crisis severa y esto es la culminación de ello. Pero no es que sale de la nada, nuestra democracia ha estado entrando en crisis por varios años y creo que seguirá así.
Este autogolpe va a fallar. Los que protestan en algún punto serán removidos del edificio del Capitolio y en algún punto también se certificará la elección de Biden y a Trump lo removerán de la presidencia. Ahora, no está claro cómo pasará eso. Pero Trump va a fracasar y la democracia estadounidense va a sobrevivir los eventos de hoy.
Pero eso no significa que todo está bien. Estos son eventos aterradores y dañinos como lo son en Latinoamérica. La gran diferencia entre este autogolpe y los autogolpes en Latinoamérica es que Trump fue completamente incapaz de conseguir el apoyo de los militares. Un presidente que intenta quedarse en el poder ilegalmente sin el respaldo de los militares tiene muy pocas chances de tener éxito.
Habla con confianza de que la democracia va a sobrevivir y que este será un intento fallido.
Hoy. Creo que, a mediano plazo, nos estamos acercando a un periodo conducido por la crisis. Digo que esta intentona de hoy fracasará, pues la correlación de fuerzas no existe para apoyar a Trump. No tiene apoyo militar. La democracia va a sobrevivir cuando nos despertemos mañana, pero no puedo garantizar qué pasa de aquí a cinco años. La democracia estadounidense es un desastre.
El presidente electo Joe Biden mencionaba que la democracia estaba “bajo un asalto sin precedentes” con los eventos de este miércoles. ¿Es esta situación extraordinaria en el contexto de la historia moderna de Estados Unidos?
Sí es extraordinario y sin precedentes en el contexto de la historia moderna de Estados Unidos. En el siglo XIX el país atravesó por una era de violencia, específicamente los años previos a la Guerra Civil y también experimentó violencia, específicamente a nivel de estados, durante los años posteriores a la Guerra Civil. Así que durante la mitad del siglo XIX Estados Unidos experimentó crisis aún más severas que las que vemos hoy. Pero no hemos sufrido algo así en el siglo XX.
Esto no tiene antecedente en la historia democrática moderna.
¿Y cuáles son los mecanismos disponibles desde los poderes para manejar una crisis así? ¿En la Constitución o en las legislaturas?
Formalmente, hay dos mecanismos pero ninguno ha sido utilizado hasta ahora. Uno es el juicio político o impeachment que lleve a la remoción. En Estados Unidos, han ocurrido juicios políticos a presidentes pero no han resultado en su salida del poder. Es un proceso bastante largo, a menos que lo hagamos al estilo peruano, de vacar al presidente de la noche a la mañana. Es poco probable que eso pase.
Y luego está el otro mecanismo, la enmienda número 25 de la Constitución, que es más reciente pues se aprobó durante la mitad del siglo XX, tampoco se ha utilizado. Ninguno de estos mecanismos se ha utilizado.
Latinoamérica tiene mucha más experiencia con provocar la salida de presidentes que abusan del poder que Estados Unidos. La gran mayoría de las democracias presidencialistas están en América pero nunca hemos utilizado en Estados Unidos el mecanismo para sacar a un presidente bajo términos constitucionales.
Creo que la mejor salida es que Trump renuncie, que los de su propio partido lo presionen para que renuncie. Él no lo hará, pero debería.
Pero está diciendo que no lo va a hacer. Entonces, si no lo hace nunca, si nunca concede, ¿qué pasa?
Durante el mes de noviembre, yo esperaba que su hija y su yerno le hicieran entender y hay reportes que indican que él está consciente de que perdió y que debe marcharse. Una característica de Trump es que no anticipa las consecuencias de lo que dice y hace. Así que no creo que anticipó lo que pasó hoy en el Capitolio, aunque lo incitó.
Creo que Trump sí sabe que debe irse y creo que el escenario más probable, pese a este horrendo golpe fallido, es que los estadounidenses van a pasar la página y dejarán que Trump pase sus últimas dos semanas en la administración. Todo es posible en este punto, pero parece poco probable que intente negarse a salir el próximo 20 de enero.
Ya no tendremos una transición pacífica de poder pero será, más o menos, una transferencia de poder usual.
Decía que es la culminación de cinco años de un intenso juego político del presidente Trump y del Partido Republicano. ¿Qué cree que pasará en el contexto de una nueva presidencia demócrata de Joe Biden?
Creo que es muy incierto. Tampoco hay tanta gente en las calles; obviamente están haciendo mucho ruido pero comparado a la marcha de las mujeres luego de que Trump fue electo, esto es una fiesta de jardín. No es que las masas están saliendo a las calles, esto no es una revolución. Esto no es Argentina en octubre de 1945.
Así que lo que creo, dependiendo de lo que haga Trump, es que en algún punto tendrá que rendirse. Y si se rinde y vuelve a Florida, pienso que esto se irá debilitando. Todavía existirá una derecha radicalizada y movilizada, pero no creo que Biden se enfrente a una crisis de gobernabilidad.
De hecho, creo que quizá esto lo fortalecerá. Porque ahora los republicanos están al borde de una división severa. Así que creo que podrían pasar varias cosas: una, que el Partido Republicano finalmente se una y expulse a Trump, de manera que acabe aislado, junto a sus aliados como (Rudy) Giuliani y las personas a las que les otorgó perdón. Y que Mitch McConnell, Marco Rubio y hasta Ted Cruz acaben abandonando a Trump.
O lo otro que puede pasar es que el partido se divida, se quiebre, como parecía que iba a pasar este miércoles. No hablo de una división formal, pero una conformación en la que haya un ala del partido que todavía esté fuertemente alineada con Trump y otra ala que esté tratando de avanzar más allá de Trump. Y si los republicanos quedan divididos, esto va a fortalecer a Biden.